Recientemente
las escuelas italianas entraron de cabeza en la “guerra” que se ha declarado entre
los padres de alumnos que defienden la educación que trata de la igualdad de género
y los que rechazan lecciones con relación a la homofobia.
La
polémica se centra, sobre todo, en las charlas sobre educación sexual
ministradas por los centros educativos, y en las cuales sus opositores ven un
adoctrinamiento contra la familia tradicional. En ellas son acrecentados casos
de padres de alumnos que no dejan que profesores gays eduquen sus hijos,
convencidos de que estos no promueven un estilo de vida adecuado, una extrema
discriminación que es denunciada por los colectivos gay.
Fueron
estos padres los que apoyaron la creación de un “manual de autodefensa de las
agresiones contra la teoría de 'género' en las escuelas”, decálogo cuya alarma
sobre el supuesto peligro de lecciones de educación sexual ya se extendió por el
país.
El texto
circula hace algunos meses en sitios católicos, como “Famiglia Cristiana”, con
pasos a seguir contra la teoría de género, que sustenta que no existen diferencias
biológicas entre hombres y mujeres y que esta semana fue calificado por el papa
Francisco como ejemplo de “colonización ideológica”.
La carta
recomienda que los progenitores revisen las lecciones y las buscas de sus hijos
por palabras como educación sexual, homofobia o superación de estereotipos, “nombres
bajo los cuales frecuentemente se esconde el adoctrinamiento de género”, según
indica el texto.
Una de las
polémicas ocurre por cuenta de un curso que fue ministrado por la municipalidad
de Roma el año pasado en colegios para tratar de temas como “la violencia
contra la mujer, la homofobia y el asedio, proponiendo modelos abiertos y plurales
de identidad, familia y paternidad”.
La
organización promotora, “SCOSSE”, defendió en declaración a la Agencia Efe el “éxito”
del curso, que tuvo un resultado “absolutamente positivo” y en el cual hubo “gran
participación de profesores y educadores”.
En el polo
opuesto hay varias organizaciones denominadas “pro vida”, que la semana pasada enviaron
un pedido al gobierno italiano solicitando por “una escuela que enseñe y no doctrine”.
Esas
organizaciones criticaron el hecho de escuelas “que quieren educar los estudiantes
para que consideren que el sexo es modificable en cualquier género, y equiparar
cualquier forma de unión con la familia”.
Además, en
el Senado hicieron llegar a la ministra de Educación, Stefania Giannini, y a la
presidencia de la República, un pedido “por una educación afectiva y sexual saludable”.
En la Cámara, donde alertaron para una “verdadera emergencia educativa”,
expresaron: “En muchos casos, la educación sexual en los colegios carece de
referencias morales, discrimina la familia y promueve una sexualidad precoz en
los niños”.
Además de
negar que sus hijos tengan aula de educación sexual, en algunas ocasiones los
padres llegan a acosar al profesor gay, que se ve obligado a dejar su trabajo.
Uno de los
casos más famosos en los medios de comunicación italianos fue el de la profesora
de Danza Daniele Baldoni, a quien los progenitores acusaron de no llevar “un
estilo de vida adecuado”, algo que, según publicó en su perfil de Facebook, la
impidió de “continuar trabajando”.
Quien también
sufrió algún tipo de discriminación fue el profesor de Filosofía Davide Zotti,
que comentó a la Agencia Efe que tiró el crucifijo de la sala de aula por
acreditar “en una escuela laica” y luego ser “ofendido por declaraciones
homofóbicas” por parte de representantes de la Iglesia… “Además de acreditar en
una escuela pública laica, el crucifijo pesa porque representa una institución
que discrimina los homosexuales”, explicó, luego de mencionar que fue abierto
contra él un procedimiento disciplinar. Cuanto a las conversas, Zotti prefirió hablar
de “educación para prevenir el rechazo y el asedio”, y no de la teoría de “género”,
que calificó de “invención homofóbica”.
Flavio
Romani, presidente de la organización “Arcigay”, defensora de la igualdad,
consideró a la Agencia Efe que entidades católicas extremistas crearon “un
clima de terror” y proclaman que los niños “se tornarán gays después de las
conversas, como si el homosexualismo fuese contagioso”.
Romani
defendió la importancia de los niños aprender desde chicos que “ser gay no es una
enfermedad ni una vergüenza” y que “todas las personas son iguales, con la misma
dignidad, y que todos los amores son bellos”. Además, Romani dice que las lecciones sirven para que los
gays “crezcan sin culpa y sin opresión” en un país como Italia en el cual,
criticó, “los homosexuales aún son invisibles”.
Por eso hay tantos que se esconden en el ropero. El lector puede escoger de
qué lado prefiere estar, pero en todo caso… ¿Cómo dormir con un barullo así?
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