Le
exhorto que no se irrite si la cosa no le sale bien en la primera tentativa, mi
expositor amigo de falanges y falangetas, pues verdaderamente son muy pocos peregrinos
los que logran demonstrar los ademanes por cuenta propia y de acuerdo con las
leyes que tienen ocultas en sus cabezas.
Hasta el
presente momento, nunca he tenido la curiosidad de preguntarme por qué razón el
resultado final de esa manipulación, siempre compleja hasta en sus más simples
expresiones, se asemeja tan poco a lo yo había imaginado antes de dar
instrucciones a mis manos. Nótese que cuando nacemos, los dedos todavía no
saben interpretar lo que el cerebro ordena, pero pienso que estos se van
formando poco a poco con el paso del tiempo y el auxilio de lo que los ojos
ven.
Por eso
deduzco que el auxilio de los ojos es importante, tanto como el auxilio de lo
que es visto por ellos. Por tanto, le afirmo que lo que los dedos siempre han
hecho mejor, es precisamente revelar lo que está oculto en nuestros cerebros.
Pero si
lo analizamos desde otro ángulo, lo que en el cerebro puede ser percibido como
conocimiento infuso, mágico o sobrenatural, signifique lo que signifique
sobrenatural, mágico e infuso, son los dedos y sus más ínfimos movimientos
quienes enseñan lo que está oculto dentro de nuestros cerebros.
Y tal vez
sea por eso que el hecho de mostrar el dedo del medio erguido sea considerado
un gesto obsceno desde la Antigüedad. A buena verdad, no es una invención de
cualquier época específica, sino que él es una evolución pura y simple de otro
gesto que era usado por los humanos para intimidar a otros entes (o dementes).
Muchos
antropólogos sustentan en consenso, que en los tiempos de la prehistoria, los
primates mostraban el pene erecto como forma de agredir psicológicamente sus
enemigos, y de intimidarlos… Claro que antes de ellos envejecer, pues la ley de
la gravedad aplicada por la naturaleza nunca mudó desde que Adán conoció a Eva.
No en
tanto, conforme el ser humano se fue desenvolviendo mentalmente y no
físicamente, sus demonstraciones de poder también comenzaron a diferenciarse, y
esa vulgaridad de mostrar el pene erecto fue trocado por una alusión a él: el
dedo medio erguido… Aunque a mi vecino se le antoje decir que, debido a su
dificultad física sin atenuantes, eso de erguir el dedo fue inventado por
Matusalén.
Sin
embargo, los primeros registros del uso de este gesto datan del año 423 a.C., cuando
por aquel tiempo el poeta griego Aristófanes llegó a escribir una obra “Las Nubes”,
donde hizo constar un trecho en que uno de los personajes forjaba una burla donde
comparaba el pene al dedo del medio.
Por ende,
en la Roma antigua, este tipo de agresión ganó hasta un nombre particular: “digitus
infamis” (dedo obsceno). Algunos estudiosos mencionan que al emperador Calígula
le gustaba obligar a sus súbditos a besaren su dedo medio en vez de su mano, en
señal de humillación… Mismo que algunos insistan en decir que era para evitar
mostrar su flácido pedacito.
De
acuerdo con Desmond Morris, conocido
biólogo inglés, doctorado en esta área de la ciencia, y reconocido por su
trabajo como zoólogo e etólogo, además
de un experto en sociobiologia
humana -sea lo que sea el asunto que se estudie en esa materia- y autor, entre varias obras, del libro “Gestos, su Origen y Distribución”
(1979), llega a afirmar que con el paso de los años la tradición romana se explayó
no sólo para los países influenciados por la cultura latina, sino que para todo
el mundo, convirtiéndose así en una ofensa universal.
Por lo
tanto, entre el pragmatismo de unos, el dogmatismo de otros y la estupidez
colectiva en plan ebullición, pienso que lo mejor es permanecer inmerso en el
whisky… ¡Soberbia decisión!
(*) Siguiendo
la misma línea y estilo del presente Blog, surge ahora “Infraganti!!! Imágenes sin retoque”, conteniendo apenas
instantáneas del cotidiano. Disfrútelo en: http://guillermobasanez.blogspot.com.br/ Conjuntamente, continúa a su disposición mis libros en el sitio: www.clubedeautores.com.br/carlosdelfante ...