quinta-feira, 6 de outubro de 2016

Revelación


Siento necesidad de decirte que siempre me ha gustado la calma que nos concede el tiempo; quizás hoy aún más, porque creo que lo de ayer entre nosotros fue como un huracán, a pesar de estar propenso a creer que era el viento abriéndonos camino.
De cualquier manera, tú no imaginas como me gustó sentir esa sensación peregrina. La podría cotejar a ojos vista con el mismo agrado que da poder cuidar del jardín y decorar la casa con flores que en él florezcan, o cultivar en el fondo del patio el condimento que le dará sabor a la vida, que no son más que manías para evitar a todo coste gozar de las primicias de la soledad.
Del mismo modo, como cada crepúsculo suele ser un artilugio de sobrevivencia, me place poder echarme a la sombra de un árbol, o tal vez recostarme en una hamaca y disfrutar de los contenidos de un libro, o acostarme en el sillón a cualquier momento y ver una buena película, reír o llorar. Pero eso sí, teniendo siempre en la memoria los momentos de intenso amor que hemos vivido, y saber que en este mundo hay alguien que ya no puede vivir sin mí.
Y créeme, lleno de esas huellas que son reveladoras de mis sentimientos, para externar lo cuanto me agradan esas sensaciones que me han tocado en suerte después que te conocí, no han sido pocas las veces que me he dedicado a escribir en la tierra húmeda, miles de frases tontas de amor que nunca se han de desvanecer.
Sin embargo, después de ayer, lo que ahora más quiero en este instante, es abrir las ventanas y las puertas y dejar la brisa entrar, y luego echarme a dormir sin temor a la oscuridad… Preso a la circunstancia, poder tornar sueños en realidad… Amarte eternamente.
Y así, sin más, como una síntesis del tiempo, quisiera verte en sueños, en vigilia o dondequiera.

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