quarta-feira, 30 de novembro de 2016

Sueño Mágico


Siento que usted no está capacitada para percibir cómo a mí me gustaría ser un nigromántico del amor, y así lograr prever nuestro futuro, mismo que yo, dulce mujer de mis desvaríos, sólo sea un triste hombre que vive a soñarte.  
Anoche te vi nuevamente entre sueños y te noté más preciosa que siempre, mejor dicho, magnífica. Quizás, eras mucho más que una Diosa, porque advertí que la venturosa piel de tu cuerpo exhalaba odas y poesía.
Te sentí tan cerca de mí, que juro alcancé a respirar la esencia de tu piel. Te veías tan viva, te veías tan veraz, que llegué a imaginar cuántas loas, cuántos versos entre letras gigantes como mis demonios internos, dormían en ti, tal cual un pájaro dolorido que duerme calmo entre las ramas esperando la caricia del sol al amanecer.
Es posible que hoy mis noches estén más llenas de recuerdos que de estrellas. Por eso me he asomado a las más altas cimas de la tierra y del cielo buscando verte, con los ojos y con el pensamiento.
Sin embargo, perdido entre la agonía y el tormento de mi corazón apasionado, he descubierto tardío, que tú eres el único medio posible que necesito para tocar las nubes. Nada más.
Mis ayeres están poblados de ti y no hay noche que no te vea entre mis sueños, momento en que se asoma a mis labios otra sonrisa, otro dolor, al preguntarme si acaso tú ríes como yo. Mismo así, aunque me duela infinitamente tu lejanía, estoy dispuesto a soñarte todas la noches, todas las semanas, todos los años del resto de mi vida, sin que tu supongas cual sería el tamaño de la suerte mía el poder tenerte a mi lado al despertar.
Saeta voladora que cruzas mis sueños nocturnos sin yo saber dónde caerás, ola de pasión gigante que el viento riza y empuja caprichosamente hacia el mar llevándote tan lejos de los brazos de mi amor, hoy me resta un consuelo y nada más, que imaginarte, amor mío.
Ven a mi mundo, para que puedas sentir libre tu alma. Ven a soñar conmigo, dueña de mis quimeras, pues, si soñamos juntos, será mejor para los dos.

terça-feira, 29 de novembro de 2016

La Soledad


Es cierto que todos tenemos nuestras debilidades; por tanto, no creo que alguien conozca a mucha gente perfecta. Las habrá, no digo que no, quizás por eso cuando mueren viran santos; pero en lo que atañe al tema, se me antoja que a mí no me gustaría conocer a ninguna de ellas.
Cualesquiera se ponen a hablar acérrimamente sobre la superación de sus debilidades y la alegría de acercarse a la paz y a esa luz fundamental para vivir. Pero en contrario a sus parladas victorias, yo registro que mi vida es una lucha constante contra las debilidades, intentando superarlas.
Tomemos un caso, la soledad, por ejemplo. Ésta se ha convertido muy rápido en el gran mal de la humanidad, al punto que una cuarta parte de los individuos en este mundo sufre de soledad crónica.
De nada sirve que le diga a nadie que la soledad es muy dolorosa. En realidad, nos hace sentir seres casi totalmente desconsolados, que nos produce sentimientos equivocados, que desalienta el riesgo y socava los recursos emocionales.
En consecuencia, no debería sorprendernos el hecho de que ciertas personas prefieran continuar con relaciones que resultan totalmente insatisfactorias en lugar de arriesgarse a estar solas. Sin embargo, la soledad tiene poco a ver con estar físicamente solos.
En realidad, algunas de las personas más solitarias están constantemente inseridas entre la multitud, o rodeadas de prójimos. Empero, sea cual fuere la situación de ellos o la nuestra, todos en algún momento nos sentiremos solos.
Casi instintivamente, tenemos la precaución de ahorrar algún dinero para el futuro, nos aseguramos contra reveses económicos y nos preparamos para una infinidad de hechos impredecibles, pero hacemos poco y nada, o no pensamos en el momento en que tal vez tendremos que enfrentar las cosas solos, o en que nos encontraremos desconectados de los demás, cuando entonces seremos obligados a luchar contra sentimientos de vacuidad y falta de valor.
Llegado el amargo momento, un sinnúmero encuentran pocas reservas interiores de fortaleza o, quizás, lo que es más importante, no tienen sentido alguno del yo. Pese a que esas mismas personas actúan en tales situaciones según la opinión que ellas tengan de sí mismas, más que por cualquier otro motivo.
La soledad nunca es agradable, pero no se trata tanto de luchar contra nuestra soledad sino de utilizar la fortaleza que surge del conocimiento propio, para entonces colocarla en su perspectiva adecuada. Eso siempre exige de nosotros, que trabajemos activamente a través de un periodo de ajuste o cicatrización, que es a su vez un tiempo para el aprendizaje y el crecimiento, pues eso requiere examinar y volver a evaluar nuestra persona y el mundo que hemos creado artificialmente, para conocernos mejor.
Es una pena que, con frecuencia, esperemos hasta que la soledad nos esté estrangulando para tratar de entender sus complejidades, aunque es cierto que todos necesitamos un mundo separado, lejos de los demás. Un lugar donde a veces podamos retirarnos en silencio para reagruparnos, para volver a tomar contacto con nuestro íntimo. Siempre debe existir un lugar interior del que podamos depender y que sea únicamente nuestro.
Por consiguiente, para conquistar la soledad, debemos asumir el compromiso sagrado de convertirnos en personas completas, y, fundamentalmente, definirnos a nosotros sin incluir siempre a otra persona en la definición.

segunda-feira, 28 de novembro de 2016

Constancia


Tengo lo que tengo y nada más, pese a que ciertas veces mi mente trepide afligida entre la consolación y el llamado desconsuelo. Pero lo más curioso, es que nada en el mundo sustituye a la constancia.
Siento que por veces me duelen las sienes, no a causa de cualquier achaque, sino por una angustia que se origina en mi constante búsqueda por ese precario equilibrio que intenta fluctuar como nube lánguida entre remordimientos viejos que en su momento han quedado incrustados como reliquias que alguien engarzó en mi mente.
No es de dudar entonces, que mis raciocinios insistan en conducirme al sacrificio, pero doy gracias a ese menudo salvavidas que poseen mis sentimientos, y con él me evado como puedo de esa libación, para de a poco emerger del pozo como un náufrago empapado por tímidos sudores de dolor.
Anhelo lograr un día estrechar un entendimiento que sea definitivo con mis sordas voces internas; pero, mientras tanto, cargo con ellas por el mundo, sintiéndome un poco desolado, ya que ansío verdades y no reflejos, de los hechos y aun no desechos, de esas presencias fantasmales, retratos nebulosos y a la vez espejo de lo que vieron un día y de lo que ya no está, pero que me siguen y persiguen y, si bien estos no resultan una compañía clamorosa, de poco y nada me sirven sus parodias de muerte.
En suma, he logrado darme cuenta, quizá no a tiempo, que únicamente la constancia y la decisión lo consiguen todo. Esto se debe a que el talento no es capaz de sustituirlo, pues nada es tan corriente como los inteligentes frustrados que nos circundan. El genio tampoco lo es, ya que resulta ser típico el caso de los genios ignorados que con pasos errantes deambulan por el mundo. Ni siquiera la educación está capacitada para sustituir a la constancia, ya que el universo está lleno de fracasados bien educados.
Dejando de lado esas continuaciones, logré convertirlas en trazos lineales del tiempo, imitación de lo inimitable, y siento que hoy ya estoy más lejos, y más seguro.

sábado, 26 de novembro de 2016

Borrarte no Puedo


Turbado en la noche en mi firme empeño, me alcanzaba su visión tenaz mientras la pensaba en silencio, entre letras sobre versos, uno por uno, coma a coma, en suspenso.
Ella no percibía que yo la recordaba en los estertores de la noche, a lo lejos, como lejos están las mañanas cuando nos desvelamos, o como una lágrima cayendo igual a golpe de remo que hace saltar la espuma del mar. Mis suspiros se volvían aire que al aire van, y las lágrimas en agua que van al mar.
Pero a ella se le ocurrió borrar las páginas de ese amor que entre los dos habíamos escrito con una pluma de fuego y pasión. Intentó borrarlas con lágrimas, con licores, con vino. Empezó a borrarlas de a una, pero sus lindos ojos negros siguieron siendo líneas que bordan un horizonte a lo lejos. Seguían siendo su norte.
Le habían recomendado olvidar nuestro pasado, y todas las noches ella lo olvidaba. Y cuanto más intentaba borrar los restos de nuestro amor, irónicamente, no lograba apagar la imagen de aquel hombre milagroso, de cabello enredado y revoltoso, cariñoso y dueño de esa sonrisa tan particular que siempre le arrancaba deseos de besarlo, y amo de esos ademanes únicos que tanto la enloquecían.
Empezó a borrarme, y al hacerlo, se le iban borrando las líneas que yo había trazado sobre su piel con mis sabias manos. De a poco apagó también todas las figuras y trazos que yo le diseñé en aquellas noches llenas de estrellas, que iban dando formas reales a un fantasma de bufa invención.
Empezó a borrar todavía el sabor de mi boca. La misma boca que había recorrido las líneas y los dibujos que mis manos habían trazado, delicadas como estelas de mar, en todo su cuerpo de mujer madura.
A cada noche intentaba borrarme, y cada vez ocupaba más vino para olvidar el sabor de mis labios en su boca, pero perdida entre esas aspiraciones se quedaba dormida. A lo mejor mañana logrará olvidarme nuevamente.
Yo, mientras tanto, continuaré a pensar en ella mientras dibujo la sábana arrugada con la yema de mis dedos para sentir su cuerpo.
¡Ay, amor! Hoy como ayer, mañana como hoy, siempre igual, un cielo gris, un horizonte pétreo. Si tú supieras que cuando te escribo yo también tiemblo.

sexta-feira, 25 de novembro de 2016

Hipnotizado



Toda vez que mis ojos se cruzaban con su hipnotizadora mirada, era como si mi alma se precipitase a un abismo de confusión, al mismo tiempo que mi cuerpo parecía flotar como esas boyas marinas que se ven ancladas a lo largo de la costa, sacudidas con frenesí por la furia de la tempestad en alto mar.
Quedaba tan fijo mirándola y tan arrobado, que todo desaparecía en derredor mío, menos su esbelta figura, su rostro sonrosado como pétalo de rosa, y esas pupilas tan verdes, tan profundas como un inmenso océano de paz.
La primera vez, supuse que ella me sostenía la mirada por puro estupor, por verme tan enajenado. Sospeché que ella me consideraba su estúpido esclavo, o un inconsciente cualquiera. Pero no tardé mucho en darme cuenta de que me sonreía levemente, con una casi inapreciable mueca que se desprendía de sus labios sensuales de carmín, rojos como cerezas maduras. Entonces creí morir.
Desde ese día en más, pasé a soñar con ella cada noche. En mis divagaciones, ella me colmaba de atenciones, me rendía sus favores, sus dedos de seda me cubrían de suaves caricias, y me hablaba con una dulce voz que se asemejaba a un himno gigante y extraño que anuncia en la noche del alma una aurora y una cadencia que el aire dilata en las sombras nocturnas.
En los remates de mis delirios, como en cuna de nácar que empuja el mar y acaricia el céfiro, al dormir sentía el blando arrullo de sus labios entreabiertos. Entonces me di cuenta que existen besos que se dan con la mirada; pero también hay besos que se dan con la memoria.
¡Ah, qué deleite! Incluso despertar a la realidad de su ausencia me resultaba un raro y hermoso placer. Sentía que ella estaba ahí, aunque lejos de mí, pero habitando bajo el mismo techo.
A pesar de que sólo me parecía verla esporádicamente, muy tarde de una tarde cualquiera mismo siendo noche ya, a todo instante me llegaba su calor y su presencia.
A causa de mi hipnotizada colosal pasión, el apetito me abandonó. Siempre he sido presa fácil del mal de amores; esa dolorosa enfermedad del alma que para algunos pasa tan rápido como un catarro, mientras que a otros los deja bastante descompuesto de ánimo el resto de sus días.

quinta-feira, 24 de novembro de 2016

El Sonido del Amor


Observando desde el punto de vista físico mecánico, el sonido es una perturbación que se produce por una fuente sonora en un medio elástico, como por ejemplo el aire, y como lo son, sin duda, las palabras llenas de promesas de amor susurradas en un idilio.
Esta misma perturbación, que es análoga a la motivada por el amor, consiste en pequeñas variaciones de tensión sobre la presión atmosférica provocadas por el movimiento de las partículas que están en el aire, las que se chocan unas con otras logrando la transmisión del sonido hasta llegar al receptor. Lo que, de modo equivalente, suele ser lo que ocurre con el alma y el espíritu de un individuo apasionado.
El caso que nos preocupa, es que además del referido disturbio maquinal, existe también la parte fisiológica, ya que el ser humano recibe de improviso ese estímulo sonoro que por éste contar con un sistema auditivo relativamente complejo, prontamente lo traduce en envites eléctricos que serán interpretados como sonido por el cerebro. Más aún, si las musitadas palabras que se escuchan logran tocar un corazón ardiente de amor y una mente fogosa de pasión implícita.
Sin embargo, estamos al tanto que si el amoroso que se declara vislumbra que el corazón de piedra de su devaneo no escucha ni festeja sus palabras, cuanto más retribuirlas, entonces no hay sonido; a pesar de que el fenómeno físico existe. Claro que dicho así puede parecer ambiguo, pero hay que entender que la percepción forma parte integral de lo que conocemos o definimos como sonido, mismo que un corazón gélido no lo juzgue así y nos ignore.
Tal como hablábamos al comienzo sobre la parte físico mecánica, una fuente sonora perturba el medio y pone en movimiento las partículas que están próximas unas con otras; las mismas se mueven hacia adelante y atrás de su posición de equilibrio. Este movimiento provoca que al chocar las partículas se compriman, generando máximos de presión; como suele ser muy frecuente que ocurra con los frenesíes contenidos de quien se embriaga de amor y no es correspondido.
Al ser un fenómeno cíclico que se repite, éste tiene una frecuencia que es la cantidad de veces que el ciclo se repite en un intervalo de tiempo dado, que en el caso específico de un seducido bien puede ser un segundo. No obstante, si no es correspondido y sus palabras fueron de vez al tacho, quedarán entonces los ecos del ayer, sin los sonidos opacos y las voces abiertas, luego amortajadas por el desprecio, que volarán que ni golondrinas de un único verano en el aire limpio del amanecer.
Es a partir de esos ecos, cuando los más impulsivos tejen pronósticos porque ansían verdades y no reflejos, los que fueron hechos y deshechos en un santiamén.
Entonces, esos ecos nos seguirán pisando los talones, aunque esa persecución de nada nos servirá, pues, no obstante sea clamorosa, nos ha de servir poco y nada cuando el amor no suena.

quarta-feira, 23 de novembro de 2016

Pensando en Ti


No tenerte a mi lado, plétora de mi vida, es una manera de entregarme a vivir el paradigma de una muerte lenta y segura. Hoy me he transformado en un cartujo. Soy una hoja marchita de una flor que perfume ya no tiene, un patético despojo del huracán de pasión que un día pasó robándome el corazón.
Tengo certeza que de ahora en más, por doquier que vaya con mis glorias y congojas, las calles me recibirán haciéndome mil preguntas. Extrañarán no vernos pasear de manos dadas por sus esquinas. Sus ensombrecidas puertas, ventanas y balcones ya no vigilarán con su valor aprensivo nuestros besos y murmullos de amor repletos de promesas. Les extrañará no escuchar el eco de nuestros pasos, lentos y pánfilos, resonando sobre los adoquines y las baldosas, ni nos verán detenernos reservados bajo un farol mientras nos entregábamos al idilio de nuestra pasión.
En ese mundo de taciturnas visiones infernales que hoy habita dentro de mí desde que te has marchado, cariño mío, únicamente mi ángel de la guardia dulce compañía, vigila mis horas de dolor desde algún dintel o marquesina donde sentimental anida, para quizás en algún momento acercarse a mí, susurrándome que de hoy en adelante, el umbral de esta puerta sólo Dios lo traspasará.
En el mar de la duda en que hoy bogo, ya no sé más lo que creo y sostengo; pero, eso sí, durante las noches, mis eternas noches en vela, cuando entonces miro el cielo, en el fondo oscuro del firmamento veo mil estrellas temblar como ardían tus pupilas de fuego, y se me antoja posible subir en un vuelo mágico para abnegarme a su luz, y con ellas fundirme en un beso.
¿Será verdad que cuando toque el sueño con sus dedos míticos mis ojos, de la prisión que hoy habita huirá mi espíritu en vuelo presuroso?

terça-feira, 22 de novembro de 2016

Ditirambo


A causa de mis incesantes desvelos, me veo encallado en un ditirambo de plenilunio que me aguija a trasmitir a mi hiriente cojín de espinas, todos los sueños y sensaciones noctívagas causantes de mis insomnios.
Tan simplemente dos letras y una inmensa fantasía de amor componen tu nombre, luciérnaga de la noche. Desde mi boca muda, hoy ganan el cielo las palabras que habían quedado dormidas en mi alma y que ahora son la ilusión de cada día. Te has convertido en ideas sin palabras, palabras sin sentido cuando tú no estás.
Delirio de mi vida, tu pueblas mis sueños con ecos y voces nostálgicas, y a su vez marchitas mi horizonte con tu ausencia en una eterna fuga como si fueses olas marinas que llegan y se van.
Ese delirio que hoy me consume por ser cadencias sin sentido que no tienen ni ritmo ni compás, se ha convertido de pronto en un sobresalto extraño que agita mis ideas como un huracán que empuja las olas en tropel, en un murmullo que en mi alma se eleva y va creciendo como volcán sordo que anuncia su ardor, en memorias y deseos ocultos de cosas que no existen ni nunca existirán, de accesos de alegría coronados de impulsos de llorar.
Te has convertido en la deforme silueta de un ser imposible, paisaje de luna que aparece como a través de un tul, colores que se funden en la brisa cálida de la noche de verano caliente y se convierten en átomos de un arcoíris que nadan en la luz de mi madrugada.
Por tu causa, hoy mi vida es un páramo de espinas donde cada flor que toco se deshoja. Las mismas que en mi camino fatal tú decides sembrar con el mal de amor para que yo las recoja, mientras lágrimas de emoción ahogada brotan de mis ojos en cuando el alma duele.

segunda-feira, 21 de novembro de 2016

Fantasías


Nunca ponga en duda que el día que nos acose el amor, pasaremos a vivir la eterna fantasía, pues no nos importará dejar de lado el sentido social de una conmoción que revela todo ese conjunto de prodigios, situaciones, sucesos e ideas que formarán parte de nuestra fértil imaginación, y que nunca tendrán correlato verídico con la realidad.
Mismo que pueda resultar parecido, ese sentimiento que se arraigará pérfidamente en un huequito del corazón, poco tiene a ver con esa prenda de vestir de colores variados que lleva muchos adornos o dibujos demasiado imaginativos y poco corrientes que también llamamos de fantasía, al igual que una aderezo de bisutería más requintada, puesto que el despertar de nuestro amor será más que una alhaja que nos regaló la vida.
Por veces, claro está, esa sensitiva pasión causada por el despertar de un impoluto amor, nos incitará a escribir con frenesí loas, elegías, versos, poemas o coplas. Pero, en tal caso, nuestra alucinante fantasía tampoco hará parte de lo que coloquialmente llamamos literatura fantástica, ya que éste es un tema de contenido extraordinariamente confuso debido a la gran divergencia de criterios respecto a su aplicación.
Cuanto a esto último, hasta puede que pulse parecido en nuestra mente embaucada por un delirio apasionado, pues lo que usualmente conocemos por literatura fantástica, es lo que atañe a cualquier relato en que participan fenómenos sobrenaturales y extraordinarios, por lo que poseerían una diferencia rotunda con nuestra musa inspiradora de carne y hueso, ya que esos prodigios habitan en la magia o admiten la intervención de criaturas inexistentes.
Sin embargo, el hecho de ser estas meras imaginaciones o creaciones del consiente o inconsciente de un individuo, eso no significa que no tenga valor, o que el valor nos falte cuando nos apasionamos. Por el contrario, de acuerdo a lo que establecen diferentes ramas de la psicología, la fantasía es el modo en que un individuo expresa sus incontenidos intereses, deseos, objetivos, miedos, y hasta perversiones.
 En esencia, la fantasía siempre tendrá que ver con la creación de situaciones a nivel mental o imaginativo que pueden o no llegar a darse en la vida real, o que ciertas veces han de permanecer reprimidas por causa de ciertas pautas morales o sociales.
No obstante a lo mencionado, en el lenguaje pueblerino común, la idea de la fantasía del amor siempre tiene una connotación sexual, como sucede con la idea de fantasías sexuales o eróticas no cumplidas de un individuo, pero, la verdad, es que la noción de fantasía se puede aplicar a diversos tipos de situaciones o realidades imaginadas. La fantasía deja de ser tal, cuando llevada a la práctica, porque es ahí donde pierde su carácter de imaginación o irrealidad.
Por supuesto que, por las noches, cuando la fantasía del enamorado suele jugarse su principal carta, ésta resulta ser la aliada fundamental de la imaginación y el delirio, ya que eso pertenece a la capacidad cognitiva humana que permite abstraerse y representar imágenes en nuestras mentes a partir de datos o experiencias conocidas, y que dividen la reacción de personajes, objetos, entre otros.
Queda evidenciado pues, que la fantasía es una facultad mental típica y exclusivamente humana del apasionado, que le permite elaborar imágenes que jamás existieron, excepto en su mente febril, y reelaborar cuestiones ya sabidas aportándoles condiciones singulares, o su efecto puede consistir en anticipar situaciones que aún no han sucedido. Y, respetando lo aquí disertado, no puedo decir que ella es la mujer de mis sueños, pero seguro es simplemente la más dulce de mis realidades.

sábado, 19 de novembro de 2016

Esencia de Amor

Como si fuese la trompeta alada que el viento trae y que suena y pasa cantando melodías mientras la noche oscura gira en mi alma, el soplo de tu voz toca mi oído y su onda me sabe a poema, así como a la hierba verde la acaricia el rocío de la noche en primavera.
Eres la sutil visitadora de mis caprichos sofocados que mi corazón marchito busca en el cielo, en la luna y en las estrellas durante mis perpetuas noches mal dormidas, eres, mismo cuando toco el lado vacío y gélido de mi cama, la que igual siento ahí, acurrucada en mis brazos, soñando delirios de amor en el lado izquierdo de mi pecho.
Es tu indivisa belleza la que aprecio y sueño durante mis sueños sin dormir. Es tu individual elegancia la que me enamora y seduce mis ojos con todo tu pleonasmo. Es tu inteligencia la que en silencio admiro, pero es tu esencia la que en verdad con locura amo.
Eres la suma perfecta de un vino de uvas frescas, miel de abeja caprichosa, espiga de trigo maduro que se mece suave en el viento que la despeina, rosa de tallo largo sin espinas, puro ímpetu y emoción de mis delirios, torrente de sensaciones, canción en fiesta, materia prima de mil otras cosas por decirte y tan pocas de ellas son las que logran salir de mi boca, que tu deberías aprender a leer mis ojos cuando te miro y sueño.
Mientras tus ojos de lucero reflejen estos tristes ojos que abismados hoy te admiran, mientras me respondan suspirando tus tibios labios a estos tiesos labios que hoy anhelan, o quién sabe cuando logremos unir en cientos de besos nuestras dos almas confundidas, vivirá en ti y en mí un infinito amor que permute perpetuas caricias y mimos.
Todo será ciertamente poesía, si al menos logro un día musitar en tu oído un buenas noches en cuanto nos ciñe un abrazo eterno.

sexta-feira, 18 de novembro de 2016

Fuego Fatuo


Ciertamente no existirá un mañana si ya no existen el hoy ni los ayeres. Mismo así, creo que si borrase todos los errores de mi pasado, estaría borrando toda la sabiduría de mi presente.
Así como suele ocurrir con todos los estereotipos etiquetados, existen demasiadas excepciones como para que a uno se le antoje llevarlos demasiado en serio. Quizás no sea exactamente eso, lo que ocurre, principalmente, con todos aquellos individuos flojos de amores y pasiones muertas en solitario silencio.
Envueltos por la ceguera pasional, no percibimos a tiempo que los años transcurren sin darnos cuenta, mismo que a veces éstos simulen que se detienen ante un amor furtivo, para luego volver a correr hasta que la luz de la llama mortal nos envuelva, absorta, pálida, doliente.
Durante cualquier ínterin, siempre suele aparecer alguien que, en medio de la oscura perspectiva, alza en sus manos el cirio del amor que nos obliga a ver con ojos entornados el lado íntimo de los sueños que produce una pasión.
Es incuestionable que ese cerillo a que me refiero, pueda ser tan sólo una idea, una primicia de lo que en verdad suele ser el fuego que consume el corazón de quien se enamora, cuando ese mismo fuego fatuo que todo lo consume, ya no le permita más diferenciar entre la belleza ni lo feo, no distinga contrastes entre lo llamado pudor y lo impúdico, mientras la ausencia del suelo se le escapa rauda bajo los pies.
Como consecuencia de ese afanoso acto de los dioses que es hábilmente practicado por las manos de los querubes, esta misma llama que de pronto se enciende promiscua en los sentimientos, nos quemará sin poner condiciones, y día y noche arderemos bajo la flama de su luz sin tregua, y ya no conoceremos más la quietud.
Ese albor misterioso que en torno al crepúsculo nos hace dar vueltas como hélices cuyas aspas nos llena de fuego la vida, hace regresar las cosas ocultas en nuestra alma, grandiosas, fecundas, magnéticas, y nos tornará esclavos de un circulo negro y dorado que se sucederá hasta la muerte lenta de las cosas bellas.
Con todo, esa luminosidad de que hablo, sin embargo, es la que nos permite acercarnos sin temor a los árboles desnudos, un boscaje impoluto donde habita un cuerpo de mujer, mitad diosa, mitad humana, de níveas colinas, muslos blancos, suave piel de seda en la que un día nos distraeremos contando lunares sin poner condiciones a nada.
No obstante, adrede, deba advertir que esa misma llama que nos quema y nutre, tiene únicamente un enemigo: la lluvia que nos cae del cielo.

quinta-feira, 17 de novembro de 2016

Promesas


No sé qué decirle sobre todo esto, pero creo que siento por usted un amor antiguo. Como si fuese un hoy que se inició hace muchos ayeres, algo como una luna que nunca desaparece, como un viento en torbellino que arrastra hojas iluminadas.
Temo hablarle, temo molestarle o incomodarle, pero ya no sé más qué hacer con todo lo que siento. Aunque sin duda usted es la principal y única razón para yo creer en la magia y hoy llevo su nombre gravado en mi alma.
Confieso que, poco a poco, se ha ido introduciendo sigilosamente en medio de mis pupilas, justamente allí, donde antes se escondía la oscuridad. Donde tan sólo había quejumbre, tempestad, remolino en furia, y ha causado una colisión, un choque y una sacada de lugar que no hace daño sino que provoca una felicidad intensa.
Quién sabe usted aún no se ha dado cuenta, pero debo decirle que se ha metido en medio de mi vida, despacio, paso a paso, y ha ido destruyendo con su belleza todo lo que me hacía mal, los viejos dolores, los rancios rencores de antiguos amores, y que los ha hecho huir, cobardes, de mi guarida oscura dejando en su lugar nuevos huracanes de sueños y fuegos oblicuos.
Yo le permitiré que me llame como quiera si me presta su rostro para ahuecar en él mis manos, pero si usted en sus palabras me dice rosa, juro que tomaré su aliento a viento de primavera.
Todo lo ocupa usted en mi mente, y tal cual un girasol que mira siempre en dirección al sol, hoy mis ojos sólo miran hacia usted, pues se ha tornado el resplandor más brillante que he conocido sobre la tierra.
Si soy dueño de su corazón, un día, por primera vez y para siempre, he de llevar en mis pies y en mi alma las memorias de nuestro amor. Lo haré para no olvidar lo que es caminar junto a usted y para no perderme jamás, y continuaré a andar de manos dadas por esas mismas calles donde nosotros estuvimos juntos en sueños. 

quarta-feira, 16 de novembro de 2016

Olvido


Durante mi tosco andar por el solapado camino de la vida, fui aprendiendo que llegar alto no es crecer, que mirar no es siempre ver lo que se busca, ni que el hecho de escuchar es oír la melodía que toca en el corazón, así como el hecho de lamentarse no es sentir, ni tampoco acostumbrarse es querer.
Del mismo modo, deambulando con ineptitud en esa misma senda, aprendí que estar solo no es soledad, que cobardía no es paz, ni el hecho de sonreír es estar feliz, y que peor que mentir es silenciar la verdad.
Sin embargo, mi alborozado gorrión de sueños difusos, niña que has venido de tan lejos, remolino con mezcla de furia y pasión, mismo que nuestro mañana continúe a ser un amanecer imposible, tú a mí me seguirás gustando como el primer día en que te vi.
Sé que debo seguir adelante por ese mismo camino que me aleja de todo, pero me encantaría que alguien me dijese antes dónde encuentro el olvido. Alguien que pueda atajar mi angustia y me cure este cruel dolor que me devora las entrañas. Que se lleve de una vez toda esta desesperación que siento por saber de ti.
Sutil visitadora que llegaste a mí en el retoño de la flor y en el agua de la lluvia mansa, me gustaría que el tiempo girase hacia atrás para que vuelvan a llover nuevamente los “te quiero” que nos mojen la boca con besos de miel.
Mi estrella del sur, esplendor de mi alborada, desearía que el invierno robase ya el frío de tu ausencia. Que no existan más noches sin besos y ni besos sin diez minutos.
Tantas veces hemos visto arder el lucero besándonos en la aurora, que me encantaría si nuevamente mis palabras pudiesen conquistar hasta el aire de los silencios. Que la soledad huyese hacia donde habitan los miedos. Que tú volvieses conmigo como si nunca te hubieras ido.
Y si no fuera así, si otro está escribiendo hoy tu nombre con letras de humo, ruego únicamente que alguien me cuente donde puedo encontrar el olvido.

terça-feira, 15 de novembro de 2016

Edad Proterva



Los más entendido afirman que um cuento, por más malo que éste pueda ser, debe incluir en sus líneas un grupo reduzido de personajes y contener un argumento que no resulte demasiado complejo, puesto que entre sus características debe aparecer la economia de recursos narrativos.
Respetando ese concepto, el que sigue a continuación busca encuadrarse dentro de ese prototipo.
…Ella ya tenía cierta edad, factor que comúnmente el gentío titula vulgarmente de “mujer vieja”. Siendo así, esta señora de edad avanzada, se encontraba sentada en un sofá, ya que ahora casi no se ven más de esas sillas-hamaca, que resultaría más apropiada para ella. Ese tipo de movimiento que ocasiona este tipo de silla, solía dejar a las mujeres de más edad de ánimo bien sosegado, por lo que muchos se preguntan si era esa oscilación lo que influía o si las viejas eran en aquel entonces más acomodadas.
Hoy en día todo ha mudado, y vemos que, mientras pueden, ellas se van a ánimo o a divertir a algún “club de la tercera edad” o a algún boliche de onda, y hasta hay de aquellas que consigue pretendiente, de lo que mucho se enorgullecen, sin importarse con la edad de estos, lo que en suma me parece muy bien: hay que aprovechar la vida hasta el fin. Ya habrá tiempo suficiente para estar muerto.
Pero eso son lucubraciones, ya que esto no tiene nada que ver con esta señora sentada en su sillón, que no era moderna ni salía de casa, mucho menos para bailar.
Era más bien del tipo de persona añosa que reclamaba de todo: que el café estaba frío, el bife muy pasado, la sopa no tenía gusto. Ciertas veces sentía calor, de inmediato frio. Abría y cerraba las ventanas. Quería tomar remedios a toda hora, mandaba buscar eso o aquello, después no quería ni eso ni aquello.
Resulta que un bello día se apersonó en su casa un primo para visitarla. En verdad, éste no le caía muy a gusto, pero al final de cuentas era pariente, y ella fue muy educada y lo trató bien.
Y así fue yendo la cosa: él aparecía un día que otro, de inicio medio espaciado. Después venía más seguido. Cierta oportunidad él fue convidado para almorzar, otro día para cenar. Los hijos de la mujer comenzaron a reclamar: es un exagero. Y ella siempre diciendo:
-Es él, quien se hace convidar.
Resulta que un determinado día, el primo le preguntó si podía quedarse a dormir en su casa, pues su hija había salido de viaje. Llegó con una maleta medio grande…
-¿Por qué será que se trajo esa valija enorme llena de ropas?, -se preguntó la mujer sin exaltarse con ello.
Lo cierto, es que su primo se instaló, y los hijos de ella preguntaron:
-¿Y eso, mamá, qué significa?... ¿Por acaso pretende quedarse a vivir contigo?
Ella, sonriendo, respondió:
-No, es solamente mientras su hija está viajando.
Un mes después la vieja señora dejó de sentarse en su sillón, retiró sus mejores ropas del armario y fue a pasear de brazo dado con su primo, el que no arredró pie de su casa, y ella de lo más contenta.

segunda-feira, 14 de novembro de 2016

Adiós



Me pregunto quién, en sus plenos cabales, ha de tener el coraje de amarte mañana como hoy te amo yo, pues si bien nadie sabe lo que a nadie digo, las noches enteras son cortas para soñar contigo, y el día todo no alcanza para pensar en ti.
Perpetua nómade en el jardín de mi memoria, soberana que reinas esplendorosa en el castillo de mis sueños, puede que te resulten algo tardías mis agonistas palabras, pero tengo que reconocer que tú eres de esas mujeres que agradan más al corazón que a la vista, que primero se meten silenciosas por el alma y después por los ojos, de esas que son como gaviotas en la playa que en sus arenas dejan huellas que revelan un amor sincero.
Entristecido, lo confieso con nostalgia, hoy me miran con tus ojos las estrellas más brillantes mientras mi corazón sombrío te busca en llantos; fue tanta la pasión que tú anudaste a mi alma cuando percibí que ambos andábamos por ahí en la vida sin buscarnos, que pronto comprendí que estaba escrito que un día acabaríamos para encontrarnos, así como lo hace el trigal y el sol, como mariposa y flor.
Fue extraño cuando todo sucedió, por haber encontrado de casualidad todos mis deseos en una sola persona. Pero ya sin ti, me toca vivir ahora un profundo silencio poblado de retumbos, oscuras horas de nostalgia, infinitas horas de soledad… Pregúntale a la luna, ella es testigo terco de mis noches enteras pensando en ti.
Has sido mi mejor tiempo perdido, mi acierto más errado, mi desvelo lleno de insomnio, mi cáliz de veneno dulcificado. Llegaste a ser la piedra con la que tropecé por voluntad propia, una adición de sueños que terminé perdiendo, la claridad más oscura, un grito inaudible en medio del silencio, la luz del universo que resplandecía en mi alma.
Ahora, claudicante entre los despojos, sois el futuro que murió antes de llegar, un errático camino que estaba destinado a terminar. Fuiste todo y hoy ya no eres nada. Solo me ha restado un adiós en defensa propia y un ayer que no tendrá mañana.
Quizás te diga un día que dejé de quererte, aunque siga queriéndote más allá de la muerte; y acaso no comprendas en esta despedida, que aunque el amor nos une, nos separa la vida… Hoy puedo decir que tú y las estrellas lo eran todo.

sábado, 12 de novembro de 2016

Motivos Demás


Esas perpetuas veces en que tengo el alma inquieta y sin sueño, me pregunto a causa de qué motivo extraño se debe eso de venirme todo el amor de golpe justamente cuando tú estás tan lejana de mí, agrura de mis alucinaciones.
En esos soplos de espejismos que me invaden cuando estoy con el alma en un hilo, yo sólo quisiera ser uno de los motivos de tu sonrisa, quizá un ínfimo pensamiento de tu imaginación durante la mañana, o tal vez ser el cómplice de un lindo recuerdo antes de que te eches a dormir.
Meramente quisiera tornarme una fugaz imagen frente a tus ojos, quién sabe una voz susurrante en tu oído, o acaso un leve roce en tus labios. Pero efectivamente yo quisiera convertirme en el único motivo que tú desearías tener a tu lado, por ventura no durante todo el día, pero de una u otra forma, el que viva eternamente en ti.
Mis suplicantes palabras nunca serán suficiente cuando lo que tengo a decirte me desborda el alma, cariño mío, no obstante deba morderme la lengua para que mis múltiplos motivos no salgan huyendo cobardemente por alguna de las tantas goteras que tiene mi corazón.
El día que yo aprenda a amar con mi propio ímpetu y no con esa debilidad que busco para huir de mí mismo, el día que aprenda a amar sin más para encontrarme en la vida, no para renunciar sino más bien para afirmarme, entonces y sólo entonces nuestro amor será mi fuente de vida y no un peligro mortal.
Solamente te propongo, amor mío, que seamos ya ese pedazo de cielo despejado de nubes soturnas, ese efímero espacio en que la realidad pasa de un soplo divino a la aventura misteriosa en una odisea planetaria que estale en pétalos de sueño y, como si fuese un ventarrón de pasión, haga deshojar rosas y jazmines a su paso.
Hoy, falto de tus caricias y roces, tan sólo quisiera que me beses como se besan pocas veces en la vida, con todo, con cariño, con pasión, entre la pared y el corazón. Pero eso sí, que sea de esos besos que se pagan con el alma.