Naturalmente
que ciertas ocurrencias suelen ser una monada. O por lo menos todos invocamos
tal refrán en algún momento de la vida. No obstante una Mónada -con mayúscula- pueda ser cada una de las
sustancias indivisibles pero de naturaleza distinta que componen el universo,
de acuerdo con la visión del sistema de Leibniz, un filósofo y matemático
alemán del siglo XVIII, quien afirmó que las Mónadas son unidades básicas que
reflejan el todo en armoniosa concatenación de percepciones.
No
en tanto, Mónada (en la filosofía griega), sea un término que significa
“unidad”, y que fue utilizado de diferentes maneras por los antiguos filósofos,
desde los pitagóricos a Platón, Aristóteles y Plotino para significar una gran
variedad de entidades -no necesariamente de umbanda-, desde una unidad básica
hasta Dios.
Claro
que también puede ser un “Protozoo” de los que viven en las aguas estancadas, y
los que están provistos de dos o tres flagelos que les sirven para moverse en
cualquier fluido… Menos el amniótico.
Ahora,
esta palabra sin tilde (sin acento), suele ser cualquier cosa hermosa,
apetecible e ingenua y algunas veces deseable por un ser humano.
Por
su vez, según la opinión de mi vecino, una monada es un objeto gracioso y
bonito. No como él, que es una verdadera chulada.
Siendo así y
como el mundo avanza a pasos cortos para mejorar cada día más la humanidad,
mismo que algunas mentes no suelan acompañar esa misma beatitud que el cerebro
nos permite, mudanzas acontecen en todo el orbe. Inclusive en la India.
Un ejemplo
reciente se refleja en la actitud de los integrantes de un matrimonio de
indianos muy ricos o lo suficientemente ricos como para darse a extravagancias,
cuando estos designaron como único heredero a su monito de estimación, y al
afirmar que ellos le deben a él su éxito, y por consecuencia quieren garantir el
futuro bienestar del animalito caso se quede huérfano un día.
Para todos
los efectos, Brajesh Srivastava y su esposa Shabista no tienen hijos, pero
consideran a su monito Chunmun como su heredero, razón por la cual decidieron
crear una fundación para atender al animal caso ellos vengan a fallecer.
“Las personas
tal vez digan que estamos locos -y cómo no- e inclusive deben reírse de nosotros
-evidente-. Pero sólo nosotros sabemos lo cuanto Chunmun es importante para nosotros”,
declaró Shabista, de 45 años, a la “Agencia AFP”.
“Quiero certificarme
de que, mismo que mi esposo y yo muéranos, su vida no será afectada y él continuará
viviendo en las mismas condiciones que ahora”, acrecentó la mona vieja toda
vestida de seda.
Con todo, estos
dos indianos cuentan que ellos eran pobres cuando adoptaron al mono, en 2004, y
que solamente después se tornaron ricos… ¿Sabe cómo?
Shabista, una
abogada de éxito, y su marido Brajesh poseen una casa en el Estado de Uttar
Pradesh (al norte), tierras y economías contantes y sonantes. El esposo, de 48
años, también posee entre varias empresas, una red de televisión y una fábrica
de harina, todas con el nombre de su mono… Todo eso conquistado con mucho sudor
y otras tantas avenencias no aclaradas en tan sólo once años.
Con respecto
a Chunmun, de 10 años, puede sobrevivir a la pareja, ya que la expectativa de
vida de los monos es de 35 a 40 años. Además, el primate tiene su propio dormitorio
con aire acondicionado y lo comparte con su compañera, una mona llamada Bitti,
también adoptada por la pareja.
Los dos mono,
que adoran la cocina china, tienen por costumbre beber té y jugo de mango, según
Shabista, que conmemora todos los años junto con centenas de convidados -chupamedias-
la fecha de aniversario de casamiento de Chunmun y Bitti.
En todo
caso, mismo que todo esto sea una “monada”, ellos prevén que después de la muerte
de Chunmun, el dinero sobrante de la fundación podrá ser destinado a la protección
de los monos en la India, donde frecuentemente ellos son maltratados… De resto,
que los pobres y miserables indianos que deambulan por las calles atrás de un
plato de comida, ¡exploten!
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