Conforme
lo ha declarado este último lunes el presidente islamita conservador turco,
Recep Tayyip Erdogan -favor no confundir con “Edredón” y sus múltiples
utilidades-, las mujeres no pueden ser iguales a los hombres -lo que de por sí suena
obvio por causa de algunos detalles anatómicos-, y a su vez defendió que el
lugar exacto de la mujer en la sociedad es la maternidad… Y todas las demás amenidades
de pie o en la horizontal.
Parece un
simple y fascinante pensamiento retórico de comprobada origen turca, no
obstante como no siempre todo llega a ser pleno de magia, la respuesta y el
abucheo no tardó: las piadosas damas de la platea se levantaron en una sola
ovación mostrando que su interés no era exactamente solicitar un autógrafo a su
líder.
Pero como
este hombre ya está acostumbrado a dar declaraciones provocadoras,
principalmente sobre la religión, esta vez el poco mesurado jefe de Estado
decidió atacar a un grupo de feministas delante de un público mayoritariamente
femenino que se encontraba reunido para un evento sobre justicia y mujeres,
para las cuales agregó:.
“Nuestra
religión definió un lugar para las mujeres: la maternidad”, expresó Erdogan… “Algunas
personas entienden esto, otras no. No es posible explicar esto a las
feministas, porque no aceptan la propia idea de maternidad”, acrecentó sin
disimulo.
El jefe de
Estado resaltó que hombres y mujeres no pueden ser tratados de la misma forma
porque “eso va contra la naturaleza humana”... “No se puede pedir que una mujer
haga todos los tipos de trabajo que un hombre realiza, como resulta ser en los regímenes
comunistas”, agregó enfático y arcaico.
El caso
radica en que el partido de Erdogan, que dirige Turquía desde 2002, pasó a ser
acusado regularmente de autoritarismo y de querer “islamizar” la sociedad
turca, principalmente limitando los derechos de las mujeres.
Este mismo
presidente ya provocó en diversas ocasiones la ira de los movimientos
feministas turcos al intentar limitar, sin éxito, el derecho al aborto o
recomendar a las mujeres que tengan por lo menos tres hijos.
Por su vez,
el vice primero ministro, Bulent Arinc, llegó a ilustrar recientemente esta cuestión,
primero recomendando a las mujeres para que no se rían en voz alta, en nombre de
la “decencia”, y después criticando a todas aquellas que danzan en torno de una
barra vertical… Aunque a veces Arinc no se contiene y mira por TV los programas
de Marcelo Tinelli.
Insatisfechas
-como suelen ser ellas la mayoría de las veces- los grupos de defensa de las mujeres
-oprimidas o no- denuncian regularmente las declaraciones sexistas del gobierno,
al que también acusan de incentivar la violencia doméstica. Según ellas, más de
200 mujeres fueron muertas en Turquía por sus obcecados maridos o parejas desde
el inicio del corriente año.
“El Sr. Erdogan
cometió públicamente un crimen de incitación al odio”, consideró este mismo
lunes Aylin Nazliaka, una diputada del Partido Republicano del Pueblo (CHP,
social-demócrata), acusando al jefe de Estado de querer lanzar a las mujeres al
ostracismo… “Yo voy a continuar combatiendo a este hombre que no ve ninguna diferencia
entra los terroristas y las feministas”, amplió la diputada.
A pesar del
susto pseudo-inquisidor, la reunión resultó excelente, salvo la intrigante
visión da aquellas señoras de negro atacando en una sola voz toda la lujuria
literaria imponderable que habla de hipotenusas de la Verdad… ¡Maravilloso!
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