Tengo
entendido que “la suerte” es un encadenamiento de sucesos que por muchos llega
a ser considerada como un evento casual o fortuito. Así, quienes creen
en la suerte, sostienen que las condiciones de vida pueden depender del “destino” o de la existencia y
utilización de amuletos.
A
su vez, los que acreditan en “superstición”
sostienen que ciertos objetos o entes
(como una herradura, un trébol de cuatro hojas, una pata de conejo, cruzar los
dedos o tocar madera) pueden traer buena suerte. Otras cosas, en cambio, le
generan mala suerte: un gato negro, romper un espejo, derramar sal o abrir un
paraguas dentro de una casa. A más, en ambos casos, la lista continúa.
Sin
embargo, uno de los puntos débiles de la superstición se aprecia al observar
que ésta cobra formas diferentes en cada cultura. Por ejemplo, los japoneses no
dan ningún significado negativo a eso de abrir un paraguas dentro de una
vivienda y, cuando lo hacen frente a una persona occidental, suelen
sorprenderse ante su reacción.
Por
su vez, para los “racionalistas”,
la suerte no existe. A estos, lo que se considera buena o mala suerte puede
explicarse a partir de la aplicación de
las “leyes de la probabilidad”. Por ejemplo, si un balcón cae sobre una persona, esto no habla de su suerte;
el deterioro que el edificio haya sufrido hasta el momento del accidente hace
que la estructura se desprenda, independientemente de quién esté pasando por
debajo.
No en tanto,
es poco común notar que la
razón también se opone a las falacias
lógicas de los amuletos. Como bien puede ser el caso de un croata que perdiera su billetera hace 14 años con una importante suma
de dinero dentro, que según él usaría para pagar una obra.
Este
individuo que nunca cargó con amuleto alguno y hasta se recuperara de aquel
golpe anímico que le aliviara el bolsillo, resulta que ahora acaba de recibir por
correo el maldito objeto de vuelta con todos los documentos dentro, e
incluyendo la cantidad de dinero acrecido de las debidas tasas de interés, conforme
lo ha informado la prensa local.
El periódico
“24 sata” afirmó que Ivica Jerkovic, un morador de la ciudad de Donja Moticina,
al este del país, declaró sin más: “A principio, pensé que era una broma”.
Su
exclamación se explica, porque dentro del paquete del correo, Jerkovic encontró
su vieja billetera con todos los documentos y 1.500 francos suizos (1.440
euros), lo que significa 440 euros a más de lo que él tenía en el momento que
perdiera el objeto.
“No consigo
imaginar un mejor regalo de Pascua”, dijo él, al destacar el hecho de que el
remitente anónimo le hubiese enviado el dinero acrecido del correspondiente
interés.
Jerkovic, de
50 años, acredita que la persona que años antes encontrara su billetera debería
estar pasando por dificultades financieras.
“Sólo puedo
imaginar que este dinero lo salvo del mal momento, pero supongo que el individuo
tuvo que hacer cálculos durante años para devolver el valor justo”, completó el
sorprendido afortunado.
Como el
lector puede apreciar, existe
una tendencia a creer que la suerte es producto de una serie de factores que
podemos controlar, como ser el estado de ánimo y las decisiones que tomamos en torno a un cierto objetivo. Ergo, suele
decirse que quien se mantiene positivo ante los desafíos y no deja de luchar
hasta conseguir lo que busca, tiene más probabilidades de conseguirlo que aquel
que duda y anuncia el fracaso aun antes de empezar; el primero atrae la buena
suerte, mientras que el segundo, la mala…
En
todo caso, pienso que Ivica debe ser un jugador
habitué de la “taba”, y tiene por costumbre que el hueso siempre le caiga del
lado llamado de ¡Culo!... Qué se yo
(*) Libros y e-book disponibles en: Livraria Saraiva: www.saraiva.com.br; Livraria Siciliano: http://www.siciliano.com.br; www.clubedeautores.com.br/carlosdelfante; y en: Plataforma
editorial Bubok: www.bubok.es/
Nenhum comentário:
Postar um comentário