Entender
cómo funciona la lógica de mercado se ha tornado de extrema importancia para
explicar diversos sucesos que ocurren a nuestro alrededor. En ciertos casos es
posible notar como se llega a crear una necesidad que no existe, tan sólo para
conseguir vender un nuevo producto.
Existen muchas
otras alternativas, claro, pero creo que en lo tocante a productos femeninos,
esa norma parece ser la más popular. Eso origina, por ejemplo, con que una dama
sienta una extrema necesidad de comprar un “desodorante vaginal”.
Caso ese
tipo de impulso en combatir lo odorífico-interiorano ocurra con algunas, es de
preguntarse: ¿cuál sería el problema de ella con su pestilencia?
Todo el
mundo tiene un olor característico. Así como las flores, los alimentos y todo
lo que existe a nuestro alrededor. Por tanto, uno no sale por ahí en busca de
una rosa con fragancia de margarita o lo que valga. Ergo, entonces, ¿por qué la
vagina de una mujer debería tener la fragancia de…, no sé, la brisa del mar,
chocolate, etc.?
Existen, evidentemente,
mujeres con problemas vaginales que hace con que unas tantas presenten un
tufillo extraño en dicho lugar. Caso esto ocurra, juzgo que una mujer con los
pies en el piso no pasaría a usar un desodorante íntimo, y sí visitaría lo
cuanto antes a su médico, quien sin duda le indicará un tratamiento justo que
le resolverá el problema por medio de medicación que no necesariamente necesitará
mascarar el olor… Inclusive el de pescado podrido.
En todo caso
y sin necesidad de apretar la nariz, para quien no sufre de problemas de salud,
existe eso de mantener buenas prácticas de higiene, ya que con la limpieza una
vez al día con jabón y agua sería pasadero por ser práctica que los
especialistas serios indican como suficiente, -si es que la nena no fue
sometida a mucho traqueteo-. Luego, no tendrían necesidad de querer mudar el olor
del propio cuerpo.
En verdad, somos
todos animales racionales -unos más, otros menos, vamos combinar-, pero mismo
así somos animales. Por tanto, no olvidemos que los animales se aproximan o se
apartan por causa del olor, entre otras cosas. Efectivamente, en los humanos hace
parte de la construcción del tesón el olor del otro, y no la fragancia del
perfume que ese otro compró y usa. Lo que influye es su olor natural.
¿Sin ese olor
característico-particular, mi balsámico lector, cómo se espera que exista
química a dos? En consecuencia de ello, resultan personas frustradas porque todo
en el otro u otra es mecánico y superficial… Evidente que eso ocurra si uno no
consigue dejar la naturaleza actuar por sí sola…
Mi amiga, tome
cuidado con las modas que aparecen por ahí. Las mujeres famosas postan en las
redes sociales lo que ellas son pagas para postar. No es coincidencia que todas posten sobre un mismo desodorante íntimo durante un mismo
período: ¡Eso es publicidad pura! Por tanto, usted no necesita de más ese producto
para mascarar su cuerpo. Recuerde que la aceptación y su auto conocimiento son
pasos importantísimos para la felicidad.
Ah!, una recomendación
importante sobre esos productos que prometen “encapsular bacterias”: ni toda
bacteria es nociva -aunque algunas son mortales. La flora vaginal es formada
por microrganismos que necesitan estar en equilibrio. Encapsular bacterias y mudar
en ese equilibrio sólo hará con que su cuerpo pase a funcionar diferente y
luego comience a sentir un olorcito extraño. Y evidente, ahí la mona necesitará comprar más desodorante
íntimo.
¿Ya paró un
poco para pensar como es inteligente ese personal que quiere vender cosas para las
féminas? No importa a qué conclusión llegue el leyente, pero juzgo que él
también lo es y que a más disfruta la libertad de poder tener su propio olor
natural sin vergüenza de ello… A no ser que ella se pase de línea y ande por ahí con
olor a viernes de Semana Santa... ¡Catastrófico!
(*) Libros y e-book disponibles en: Livraria Saraiva: www.saraiva.com.br; Livraria Siciliano: http://www.siciliano.com.br; www.clubedeautores.com.br/carlosdelfante; y en: Plataforma
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