Recientemente mi amigo me comentó que de nada notara que su mujer andaba
muy quieta por la casa, por lo que se le ocurrió preguntar: -¿Te pasa algo, mi
vida?
Como era de esperar, su sorprendida consorte le declaró con esa
ingenuidad supuesta que toda esposa tiene: -No mi amor… ¿Por qué? Formulada la
nueva pregunta, él no se aguantó y le reveló: -Porque no me has jodido en todo
el día… Evidente que su argumento fue suficiente para que comenzara la
pelotera.
Elemental
decir que los mitos almibarados que a menudo describen el matrimonio como la
fuente de “eterna felicidad”, dan por sentado que las trifulcas y los desacuerdos
no forman parte del matrimonio sano. Sin embargo, a través de los años hemos
aprendido paulatinamente un hecho difícil de aceptar: “el almíbar pronto se
derrite bajo la presión del calor de la realidad”, y los conflictos resultantes
sólo determinan la velocidad con la que la relación se mueve hacia la grandeza
o hacia la destrucción… Dependiendo siempre del lado cóncavo o convexo de la
cuestión.
Tal vez
eso venga de cuna, ya que es normal que los padres no estén de acuerdo en todo
y discutan de tanto en tanto con sus hijos. Puede ser que los progenitores no
estén de acuerdo en asuntos relacionados con el dinero, las tareas domésticas o
en cómo pasar el tiempo. Tal vez discrepen en cosas importantes como son las
decisiones que necesitan tomar sobre la familia. Pueden incluso no estar de
acuerdo en pequeñas cosas que carecen de importancia como puede ser: qué hay
para cenar o a qué hora llega alguien a casa.
Otras
veces los padres no están de acuerdo pero saben hablar con tranquilidad,
dándose mutuamente la oportunidad de expresar su punto de vista y escuchar el
punto de vista del otro. Con todo, en infinitas oportunidades, cuando los
padres no están de acuerdo, discuten. Por tanto, una discusión es como una
pelea en la que se utilizan palabras… Aunque a determinados se les va la mano.
Digo
esto, porque un caso inusitado acaba de llamar
la atención de las autoridades chinas semanas atrás. De acuerdo con lo
mencionado por el periódico “The Star”, una mujer que había sido considerada fallecida
después de desaparecer hace 10 años finalmente fue encontrada. Según ilustra el
web sitio del referido diario, ella habría pasado la última década viviendo y
jugando en cibercafés y lan houses en la región este de la provincia china de
Zhejiang.
La mujer,
conocida como Xiao Yun, actualmente tiene 24 años y había abandonado la casa de
sus padres después de una discusión familiar. Ahora ella fue encontrada en un cibercafé
después de una ronda policial realizada el último viernes 20, portando una
identidad falsa.
Fanática del
“shooter multiplayer” en primera persona “CrossFire”, la joven admitió haber
pasado los últimos 10 años jugando en diversas lan houses. Para sobrevivir,
Xiao Yun contaba con la ayuda de los dueños de los estabelecimientos y
ocasionalmente trabajaba como asistente para conseguir algunos trocados.
Después de presentar
cierta resistencia, la mujer aceptó ser conducida nuevamente para su familia. La
madre, que habló a un periodista local, dijo que no había cambiado el número de
su teléfono durante la última década con la esperanza de que su hija llamase
informando cuál era su localización.
“Como yo tengo
una personalidad terca y un temperamento de mecha corta, tenía por costumbre
reprenderla por todo”… “Pero ya han pasado 10 años y ahora ella es una mujer adulta”...
“Nunca más voy a reprenderla”, acabó confesando la madre de la joven… Porque sabe que su
niña no le dará pelota, evidente.
Por
tanto, para bajar la temperatura de tantos raciocinios abrasadores, con
respecto a la pauta en cuestión, eso me hace recordar a un viejo profesor de
gramática en cuya cátedra era terminantemente prohibido el uso de “verbos copulativos”
para expresar nuestras reflexiones. Tenía por costumbre afirmar que su aula nunca
sería un burdel… ¡Pobre hombre, murió de sífilis!
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