Para
facilitar la comprensión de todo corto de ideas, aclaro que una “monja” es una mujer que ha sido
consagrada dentro de una orden religiosa que sigue habitualmente una vida
monástica, y se acoge a una serie de reglas, entre las cuales suelen estar el
celibato, la obediencia, la pobreza, la castidad y, en algunos casos, aislamiento
total de la vida civil, conocida como clausura… No obstante las confiese un
cura.
Normalmente
estas suelen vivir en monasterios o conventos, si bien hay casos en que ellas viven
en comunidades insertadas dentro de la sociedad en la que trabajan y rezan. Incluso,
como existen monjas que participan de la sociedad, ocupándose desde esfuerzos
altruistas, hasta la dirección de organizaciones sociales y caritativas o
administración de universidades y establecimientos de enseñanza, para este tipo
de monjas de “vida activa” sería más correcto utilizar la palabra religiosa, ya que la palabra “monja” es más propia de las hermanas
contemplativas.
Pues bien,
como el mundo está mudando a zancadas, para no caer en el ostracismo, maldito
primo hermano de la relegación, ahora ha surgido un ejército de fervorosas monjas
religiosas que acabó por ser transformado en un gran grupo de “falsas
prostitutas” con el objetivo de infiltrarlas en burdeles y prostíbulos para
descubrir lugares que realizan trabajo esclavo y tráfico de niños… Y de paso,
aprender esas cosas que no se cuentan en detalles en el catecismo.
Excepto los
que los ojos de ellas ven y otras partes registran envidiosas, en la actualidad,
esa organización de pías y caritativas monjitas ya se expandió para 140 países,
de acuerdo con une declaración dada por el presidente de esa entidad.
Diferente de
esos suspicaces que piensan y dicen lo contrario, John Studzinski en un
banquero y filántropo lleno de plata y no un cura experto. Por tanto, como
decía antes, John preside la “Talitha Kum”, y apuntó que una red de 1.100 piadosas
monjitas del Señor opera actualmente junto a 80 países, aunque la demanda por
esfuerzos para combatir el tráfico y le esclavitud está subiendo globalmente…
No necesariamente a causa de la carestía.
Con todo, el
grupo, creado en 2004, estima que 1% de la población del mundo es traficada de
alguna forma -inclusive por los políticos coimeros-, lo que representa un total
de 73 millones de personas en números estimados. De esos, el 70% son mujeres y
más de la mitad tienen 16 años o son aún más jóvenes.
“Yo no estoy
queriendo ser sensacionalista, estoy intentando destacar el hecho de que este es
un mundo que ya perdió la inocencia... -¡Increíble que recién lo haya
descubierto ahora!-… Donde las fuerzas de las tinieblas está activa”, afirmó
Studzinski en su soflama.
“Estos son los
problemas causados por la pobreza y la falta de igualdad, pero no nos engañemos
porque van mucho más allá de eso”, dijo él en la “Conferencia de Confianza a
las Mujeres” durante una entrevista concedida a la agencia “Reuters”.
Al detallar algunos
casos envolviendo tráfico y esclavitud, Studzinski dijo que el tratamiento de
algunas víctimas es horrible. Citó, por ejemplo, una prostituta esclavizada que
estaba presa desde hacía una semana sin comida al punto de verse forzada a
comer sus heces, cuando ella dejó de tener relaciones sexuales y no alcanzó más
la meta de 12 clientes por día… Porque en época de vacas flacas una docena ya
es suficiente.
Aun así, Studzinski
indicó que las monjas religiosas que están trabajando para combatir el tráfico van
a todos los lugares para rescatar esas mujeres, muchas veces vistiéndose como
prostitutas y salen a la calle para integrarse en los burdeles… Sólo que no se
persignan para que no las deschaven.
“Estas hermanas
no confían en nadie. Ellas no confían en gobiernos, ellas no confían en corporaciones
y no confían ni en la policía local. En algunos casos, ellas no pueden confiar ni
en el propio clero masculino”... Y pienso que mucho menos en el diablo.
Como sea y
fuere, Studzinski acrecentó que el grupo prefirió concentrarse en su trabajo de
rescate en vez de la promoción… “Ellas trabajan en burdeles. Nadie sabe que ellas
están allí”, completó.
Asombrado, esas
que de lejos se nota que no son carmelitas descalzas y si unas pías espías que
por acaso veo entrar en el lupanar, y por ese mismo acaso me veo frente a estas
monjas disfrazadas usando un sombrerito a la 14-Bis observándome obsesivamente,
ya temeroso de que esa visión medieval me traiga futuras molestias
persecutorias, en una actitud corajosa me siento obligado a caer de rodillas
inflando el pecho y escondiendo la barriga, entonando todo el segundo acto de
“Rigoletto”, que es para ver si me salvo de sus miradas atávicas, piadosas,
extasiadas y devocionales contra mi humilde persona… ¡Excéntrico tema!
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