Necesito reconocerlo… Hoy me siento como campo sin vacas: “desganado”.
Pero, en fin, la vida sigue su curso y aunque uno quiera no hay como bajarse
del tren a mitad del camino… Caso contrario tendríamos que terminar el viaje a
pie.
Tal
filosofía hace parte da la “estupidez” del humano, obvio; aunque se necesite
aclarar que una estupidez es algo dicho o hecho propio de un estúpido.
O sea, el término estúpido, por su parte, hace referencia a aquel falto de inteligencia, torpe
o necio. Puede decirse, por lo
tanto, que una estupidez es una tontería
o algo que no tiene lógica.
También
encuentro oportuno resaltar que existe incluso una teoría acerca del término
que he abordado. El historiador italiano Carlo Maria Cipolla fue, en concreto, el
individuo que desarrolló lo que se conoce como “Teoría de la Estupidez”. En el
año 1988 él presentó un conjunto de ideas acerca de esa “cualidad” que tienen
algunos humanos. Su soflama deja patente que
los estúpidos forman un grupo de los cuatro que existen a nivel mundial. Entre
ellos estarían los que se menciona además de los inteligentes, los desgraciados
y los malvados… Evidente que yo me encajo en uno de ellos.
Un ejemplo
típico de la teoría que Carlo
Maria desdobló, ocurrió recientemente. A bien verdad, la policía de New South Wales, en Australia, fue llamada para atender una
ocurrencia después que vecinos acreditaron que un caso de violencia doméstica
estuviese ocurriendo dentro de una casa del barrio. Sin embargo, cuando los
agentes de la ley llegaron al lugar indicado, se depararon con una situación para
más de estúpida.
Era
alrededor de las dos de la madrugada del pasado sábado, cuando algunos vecinos
comenzaron a escuchar gritos de terror y palabrotas. Las voces eran aparentemente
de una mujer aterrorizada, lo que de hecho los motivó a llamar a la policía.
“¡Te voy a matar, muere!... ¡Muere hija de…!”, gritaba una voz masculina.
Con todo, después que los policiales llegaron, la misteriosa agresión tuvo una
respuesta. Todo no pasaba de una lucha desesperada entre un hombre
completamente exasperado y una araña peluda… Muy diferente de aquella que él
estaba acostumbrado a jugar diuturnamente desde jovencito.
Al ingresar
en la casa, los policiales encontraron a ese bípede australiano gritando en un
rincón de la pieza con una lata de veneno de insectos en la mano. De inicio, a
los oficiales ni se les ocurrió pensar que el individuo estaría persiguiendo
arañas por la casa en cuanto desmadraba, asustando así a los lechucientos de sus
vecinos.
Autoritariamente
-como es el típico proceder de ellos-, los policiales cuestionaron si el personaje
estaba agrediendo a su esposa, pero él hizo cuestión de dejar claro que era
soltero… Lo que de por sí no significaba nada.
Con todo, un
portal de noticias de la mencionada localidad acabó divulgando el diálogo entre
los policiales y el hombre, explicando así la embarazosa situación:
Policía: ¿Dónde
está su mujer?... ¡Vamos, diga!
Hombre: Yo
no tengo mujer.
Policía: ¿Dónde
está su novia?
Hombre: Tampoco tengo… ¿Qué quieren aquí?
Policía: Nosotros
recibimos una llamada a respecto de violencia doméstica luego de escucharse gritos
de mujer… ¿Dónde ella está?
Hombre: Yo no
sé de lo que ustedes están hablando… ¡Yo vivo solo!
Policía:
Vamos hombre, las personas dijeron que escucharon claramente la voz de una mujer
mientras usted decía que quería matarla… También oyeron barullo de muebles y otros
chirimbolos siendo tirados al piso.
Aparentemente,
en ese momento el acusado se mostró extremamente avergonzando y decidió cerrar
el pico… El diálogo pronto fue retomado.
Policía: ¿Qué
es lo que usted hizo con ella?... ¡Vamos, hable luego!
Hombre: Era
una araña...
Policía: ¡¿Perdón?!
Hombre: ¡Era
una araña, una araña realmente enorme!
Policía: ¿Y
los gritos de mujer?... ¿De quién eran?
Hombre: Bueno,
disculpen. Era yo, gritando... Realmente odio arañas.
Una vez
terminada la conversación, la cosa acabó por ahí y los policiales ayudaron al
hombre a revisar la casa en busca del arácnido peludo, pero no lo encontraron.
Como se
puede apreciar, es muy importante
destacar que aquello que se define como estupidez “es subjetivo”, y Carlo Maria no ha sido el único que ha abordado el
tema de la estupidez humana. También lo han hecho figuras tales como el
filósofo español Fernando Savater e incluso se han llegado a establecer
afirmaciones como que hay dos cosas que son infinitas en el mundo: “el universo
y la estupidez del hombre”… ¡No es de dudar!
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