quarta-feira, 9 de dezembro de 2015

Lo Asustó la Araña Peluda


Necesito reconocerlo… Hoy me siento como campo sin vacas: “desganado”. Pero, en fin, la vida sigue su curso y aunque uno quiera no hay como bajarse del tren a mitad del camino… Caso contrario tendríamos que terminar el viaje a pie.

Tal filosofía hace parte da la “estupidez” del humano, obvio; aunque se necesite aclarar que una estupidez es algo dicho o hecho propio de un estúpido. O sea, el término estúpido, por su parte, hace referencia a aquel falto de inteligencia, torpe o necio. Puede decirse, por lo tanto, que una estupidez es una tontería o algo que no tiene lógica.

También encuentro oportuno resaltar que existe incluso una teoría acerca del término que he abordado. El historiador italiano Carlo Maria Cipolla fue, en concreto, el individuo que desarrolló lo que se conoce como “Teoría de la Estupidez”. En el año 1988 él presentó un conjunto de ideas acerca de esa “cualidad” que tienen algunos humanos. Su soflama deja patente que los estúpidos forman un grupo de los cuatro que existen a nivel mundial. Entre ellos estarían los que se menciona además de los inteligentes, los desgraciados y los malvados… Evidente que yo me encajo en uno de ellos.

Un ejemplo típico de la teoría que Carlo Maria desdobló, ocurrió recientemente. A bien verdad, la policía de New South Wales, en Australia, fue llamada para atender una ocurrencia después que vecinos acreditaron que un caso de violencia doméstica estuviese ocurriendo dentro de una casa del barrio. Sin embargo, cuando los agentes de la ley llegaron al lugar indicado, se depararon con una situación para más de estúpida.

Era alrededor de las dos de la madrugada del pasado sábado, cuando algunos vecinos comenzaron a escuchar gritos de terror y palabrotas. Las voces eran aparentemente de una mujer aterrorizada, lo que de hecho los motivó a llamar a la policía.

“¡Te voy a matar, muere!... ¡Muere hija de…!”, gritaba una voz masculina. Con todo, después que los policiales llegaron, la misteriosa agresión tuvo una respuesta. Todo no pasaba de una lucha desesperada entre un hombre completamente exasperado y una araña peluda… Muy diferente de aquella que él estaba acostumbrado a jugar diuturnamente desde jovencito.

Al ingresar en la casa, los policiales encontraron a ese bípede australiano gritando en un rincón de la pieza con una lata de veneno de insectos en la mano. De inicio, a los oficiales ni se les ocurrió pensar que el individuo estaría persiguiendo arañas por la casa en cuanto desmadraba, asustando así a los lechucientos de sus vecinos.

Autoritariamente -como es el típico proceder de ellos-, los policiales cuestionaron si el personaje estaba agrediendo a su esposa, pero él hizo cuestión de dejar claro que era soltero… Lo que de por sí no significaba nada.  

Con todo, un portal de noticias de la mencionada localidad acabó divulgando el diálogo entre los policiales y el hombre, explicando así la embarazosa situación:

Policía: ¿Dónde está su mujer?... ¡Vamos, diga!

Hombre: Yo no tengo mujer.

Policía: ¿Dónde está su novia?

Hombre: Tampoco tengo… ¿Qué quieren aquí?

Policía: Nosotros recibimos una llamada a respecto de violencia doméstica luego de escucharse gritos de mujer… ¿Dónde ella está?

Hombre: Yo no sé de lo que ustedes están hablando… ¡Yo vivo solo!

Policía: Vamos hombre, las personas dijeron que escucharon claramente la voz de una mujer mientras usted decía que quería matarla… También oyeron barullo de muebles y otros chirimbolos siendo tirados al piso.

Aparentemente, en ese momento el acusado se mostró extremamente avergonzando y decidió cerrar el pico… El diálogo pronto fue retomado.

Policía: ¿Qué es lo que usted hizo con ella?... ¡Vamos, hable luego!

Hombre: Era una araña...

Policía: ¡¿Perdón?!

Hombre: ¡Era una araña, una araña realmente enorme!

Policía: ¿Y los gritos de mujer?... ¿De quién eran?

Hombre: Bueno, disculpen. Era yo, gritando... Realmente odio arañas.

Una vez terminada la conversación, la cosa acabó por ahí y los policiales ayudaron al hombre a revisar la casa en busca del arácnido peludo, pero no lo encontraron.

Como se puede apreciar, es muy importante destacar que aquello que se define como estupidez “es subjetivo”, y Carlo Maria no ha sido el único que ha abordado el tema de la estupidez humana. También lo han hecho figuras tales como el filósofo español Fernando Savater e incluso se han llegado a establecer afirmaciones como que hay dos cosas que son infinitas en el mundo: “el universo y la estupidez del hombre”… ¡No es de dudar!

(*) Libros y e-book disponibles en: Livraria Saraiva: www.saraiva.com.br; Livraria Siciliano: http://www.siciliano.com.br; www.clubedeautores.com.br/carlosdelfante; y en: Plataforma editorial Bubok: www.bubok.es/

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