Teniendo siempre en cuenta la famosa ley de las probabilidades, si
repentinamente un individuo que está dirigiendo en el tránsito callejero llega
a ver delante de él a una mujer que está manejando un coche que de repente
prende los limpiaparabrisas sin que esté lloviendo, él tiene que precaverse con
cuidado, porque seguramente ella está avisando que va a dar vuelta en la
próxima esquina...
La
historia muestra que muchos choferes subestiman el peligro de distraerse mientras
dirigen, porque normalmente asocian la distracción solamente al ato de hacer
llamadas por el telefonito. Con todo, ha quedado comprobado que existen otras fuentes
de distracción que se esconden en muchas otras actividades que, frecuentemente,
no son consideradas importantes… Como suele ser cruzarse con una mujer de
minifalda.
Especialistas
que estudian a fondo esa carnosidad empotrada entre el volante y el asiento de
un vehículo, alertan que el riesgo de ocurrir un accidente aumenta a partir del
momento en que los ojos se desvían da vía, las manos quedan fuera del volante y
los pensamientos se dispersan para lejos de lo que está aconteciendo mientras
dirige.
Otro
punto importante, es que a pesar del alcohol poseer gran aceptación social y su
consumo ser estimulado por la sociedad, éste es una droga psicotrópica que
actúa en el sistema nervioso central que puede causar dependencia y mudanza de
comportamiento. Cuando consumido en exceso, el alcohol es visto como un
problema de salud, pues el exceso está directamente ligado a accidentes de
tránsito, violencia y alcoholismo.
En
realidad, los efectos del alcohol son percibidos en dos periodos, uno que
estimula y otro que deprime. En el primero puede ocurrir euforia y desinhibición.
Ya en el segundo ocurre descontrol, una falta de coordinación motora y sueño. A
más, los efectos agudos del consumo de alcohol son sentidos en órganos como hígado,
corazón, vasos y estómago… Y conforme lo que beba, en el bolsillo también.
Enterados de
esas ocurrencias líquidas y de acuerdo con la información divulgada por el “The
Independent”, quedó registrado para la posteridad que un navío carguero de
aproximadamente 130 metros encalló mientras navegaba en alta velocidad por las
aguas de Escocia. En ese momento la embarcación estaba realizando el trayecto
entre Belfast y Skogn, en Noruega, llevando en sus bodegas una carga de papel -que
no se sabe si era del tipo higiénico, aunque igual sirviera en ese momento-. Sin
embargo, la nave quedó presa en la costa este de Escocia, más exactamente en las
proximidades de la ciudad de Kichoan, en la península de Ardamurchan.
El accidente
por si sólo suena a algo bastante impresionante, teniendo en cuenta las colosales
dimensiones del barco que llegaba a pesar 70 toneladas. Empero, la causa de él
chocarse resulta sorprendente, ya que el oficial responsable por comandar la embarcación,
de nombre “Lyblink Seaways”, ese día había bebido media botella de whisky antes
de asumir su puesto. El dipsómano hombre de 36 años que era ruso de nacimiento no
fue identificado, si bien se sabe que se mostrara desatento debido al consumo
de alcohol poco antes de asumir su turno.
El resultado
de su irresponsabilidad no alcanzó solamente al navío, que tuvo que ser desmantelado
después que tumbara. El mar de la región también fue perjudicado, ya que cerca
de 25 toneladas de combustible basaron hacia el agua, conforme lo registra un
documento de la “Marine Accidente Investigation Branch”.
A pesar de la
política de tolerancia cero cuanto al consumo de alcohol de la compañía DFDS, la
responsable por el transporte naval, el oficial había bebido lo suficiente para
quedar ocho veces por arriba del límite alcohólico que puede ser soportado por
un individuo. La investigación también descubrió que otros tripulantes no se
dieron cuenta de la incapacidad do comandante, ya que la alarma no fue accionada.
Un portavoz
de la empresa comentó que el acontecimiento de irresponsabilidad por parte de un
funcionario fue el primero en la historia de la empresa y que la población no necesita
alarmarse… “Esperamos que esto no lance dudas sobre nuestros demás funcionarios,
ya que disfrutamos de una muy buena reputación”, llegó a registrar la empresa en
el informe final.
Sabiendo que
en la Roma Antigua el emperador Pertinax reinó solamente 87 días, pero que igual
le diera tiempo a sentarse en el trono nocturno para, aparentemente, navegar
sin rumbo, éste jamás abrió mano de la Filosofía, del Vino y de las Artes para
avanzar noche adentro en investigaciones que sería inútil querer explicarlas
ahora… ¡Espeluznante!
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