Es un tema
controversial, no obstante innúmeros afirmen que el islamismo es psíquicamente
violento, así como lo es cualquier religión, particularmente las monoteístas. De
acuerdo con ellos, el gran problema con estas religiones no es, como acusa la
ciencia, la creencia irracional en dogmas no aferentes. Es querer situar la
“verdad” fuera de sí mismo, en algún código más o menos simplista, inmutable y
dictado por algún dios didáctico. Y estos suponen que no es bien así que las
cosas funcionan.
El religioso
autoritario proyecta fuera de sí, en un dios “X” (coloque ahí cualquier nombre,
incluyendo Mahoma, el gatillo de la vez), un conjunto de reglas que direcciona y
simplifica nuestra relación angustiosa con la complejidad del mundo. En verdad lo
que ese cobarde creyente está haciendo es hurtarse a la aventura más entusiasmaste
de la experiencia humana: descubrir los fundamentos de su propia ética.
¿Pero por qué
su propia ética no podría ser exactamente la de Mahoma (o del dios cristiano,
judaico etc.)? Según estos, puede ser, sí. Eso, si nosotros no tuviésemos
la expectativa de convertir otras personas a ese sistema, y oprimir los “infieles”,
o sea, intentar aumentar su zona de confort, al coste del desconfort moral de los
otros.
Estos
pensadores indican que no es por nada que en las religiones monoteístas el ser
superior es invariablemente representado por una figura masculina “fuerte”. Y
al contrario, en las religiones politeístas, el arquetipo del patriarca existe,
pero es uno entre otros, incluyendo dioses, diosas inestables, insondables y
truqueros, o sea, todo un catálogo de comportamientos humanos. Por tanto, lo
que tiende a la tolerancia con comportamientos variados, y mismo éticamente
dubios, hacen parte del juego de la vida y no necesariamente de un polo “del
mal” inaceptable.
Estos mismos
filósofos dicen que la onda de declaraciones “a favor del bien” de la comunidad
islámica después del atentado a “Charlie Hedbo”, no tendría cabida. Un ejemplo
de la empafia autoritaria musulmana en contextos en que no es justificable (o en
que es aún menos justificable) es dado en el caso del filme “Femme De La Rue”, de la estudiante belga Sofie
Peeters, sobre el asedio en las calles. Y en la reacción del líder musulmán
local Abu Haniefa, quien respondió acusando Sofie de “provocar a los hombres” al
andar por las calles “desnuda como una prostituta”, y “pintada como una payasa”.
Claro que en
el filme Sofie está vestida normalmente, y simplemente anda en un barrio (de mayoría
musulmana) de la capital de su país, en cuanto es asediada. Esto me recuerda la
guasa de un hombre que hace un test de Rorschasch, y es diagnosticado como
obcecado sexual. Por lo que responde: “me muestran un montón de imágenes cachondas
(sobre aquellas manchas disformes del test), ¿y quieren que yo piense
en qué?”.
Eso se debe
a que el autoritario moralista está siempre proyectando en los otros sus propias
patologías, malezas y dificultades del mundo.
El comportamiento
de parte de la izquierda, acusando a los caricaturistas de revolver en la
sensibilidad religiosa de otros, es absurdo. Ellos, los caricaturistas, fueron agredidos
antes por alguien que cree que tiene acceso a un código moral superior. Como dijo
en cierto momento Stephane Charbonnier, “Charb”: “Mahoma no es sagrado para mí.
Yo vivo bajo la ley francesa, no bajo la ley del Corán”. En realidad, es casi
una obligación para un francés consecuente aceptar la idea de que Mahoma (o cualquier
dios) dicte un código moral rígido para la civilización europea.
El comportamiento
de otra parte de la izquierda, abduciendo para sí a “Charlie Hebdo” (“el ataque
a Charlie Hebdo es un ataque a la extrema izquierda”) también no procede. No hay
porque dudar de la sinceridad de gente de cualquier matiz político que se sintió
atingida por el atentado. Y la contracultura, territorio de origen del “Charlie
Hebdo”, no es monopolio de la izquierda ortodoxa, mismo que algunos de los caricaturistas
envueltos hayan sido comunistas de cartera.
Basta recordar
que la última capa, la del propio día del atentado, fue simpática al escritor
Michel Houellebecq, que es acusado de dar munición para la extrema derecha
francesa con su libro “Soumission”.
El caso es que Charb y Charlie estaban explorando, corajosamente, un territorio
en que izquierda y derecha ortodoxas se mezclan y aúnan, se confunden y no saben
lo que hacer. Charlie engloba, además de la inmigración, cuestiones
comportamentales y de derechos individuales, como género, sexualidad, consumo
de substancias puestas en la ilegalidad, etc.
En el filme
“Profesión De Riesgo”,
con Johnny Depp, inspirado en la vida del traficante americano George Jung,
cuando éste es acusado de atravesar una frontera portando marihuana, dice:
“estoy siendo sentenciado por atravesar una línea imaginaria cargando una
planta”. Pues ese es el grado de translucidez que tiene que ser mantenido
cuando los “seres superiores” y sus códigos morales exquisitos hablan.
Todos los
fundamentalistas (inclusive los fundamentalistas políticos) que quieren imponer
su percepción de mundo a quien no está mínimamente interesado en él ejercen
algún grado de violencia, sea la violencia física o psicológica.
Claro que es
un derecho de los musulmanes (y de otros fundamentalistas) ser “sumisos” a su dios
(o concepción de sistema social). Por eso que a causa de ello el humor, o el
chiste, se convierte en un enemigo central de los fundamentalistas: él es la
farpa que desinfla el balón autoinflado de esa ‘autoridad moral’, de esa solemnidad
patética, de esa angustia por la infalibilidad -que es la más humana de las
características.
Ergo, mismo
que los sistemas religiosos contengan siempre fragmentos de verdad, tomárselo
como si todo fuese una única verdad será siempre un error.
Exigir eso
de otros, además de ser un error, es intolerable. En verdad, el sufismo (la
parte mística del Islán), así como la cábala judaica y el cristianismo
primitivo, tienen tecnologías mágicas y espirituales fascinantes, y bastante
funcionales inclusive.
Pero esa
parte de la experiencia religiosa se perdió, se contaminó o fue enyesada en la
religión institucional y en su parcialidad política. Colocado así, no interesa
si Jesús o Mahoma o sea quienes fueron las figuras históricas y/o grandes
iniciados. Por tanto, cabe dar una sonora palabrota a quien piensa que habla en
nombre de ellos.
(*) Visite el blog “Infraganti!!! Imágenes sin retoque”, http://guillermobasanez.blogspot.com.br/...
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