sexta-feira, 11 de setembro de 2015

El Último Papelito de Robinson…


Justo en esta bendita hora, sumergido dentro de este bergantín de loza con mucha agua y poca espuma que tengo instalado aquí en casa, que recuerdo con cariño a las Nereidas, las cincuenta hijas de Nereo y de Doris y hermanas del bien dotado Nerites, exactamente en el momento que estas ninfas se vieron obligadas a permutar inefables baños de pureza por esa funesta ducha de mezquindad con que se pretende agredir un cutis rosado. Pena que décadas de inmersión en aguas creativas y poéticamente suaves, tengan que ser ahora mudadas ante la emergencia de ese aprisco igualitario e insano de las malogradas iniquidades termales.

Una enormidad pensará que éstos son desasosiegos que todo lírico enjabonado padece durante esos sacrosantos momentos de ejecutar su limpidez cutánea. Pues diré que es mero engaño del más suspicaz lector, porque en realidad me ha llamado la atención el inusitado objeto que fue arrojado en aguas del Mar del Norte a inicio del siglo pasado, y sólo ahora ha llegado sano y salvo a manos del destinatario.

Hasta puede parecer una historia de piratas, o quizás salida de las famosas aventuras de Robinson Crusoe, del libro homónimo del escritor inglés Daniel Defoe. En todo caso, en abril de este año, una botella que contenía un mensaje fue encontrada por la jubilada Marianne Winkler en una playa de la isla de Amrum, en Alemania.

Cuanto a esto, nada del otro mundo, pero como la curiosidad de la ociosa Marianne pudo más, ya que ella esperaba encontrar dentro del recipiente una jugosa declaración de amor o un pedido de socorro de algún náufrago lobo de mar, al destaparla encontró dentro de ella una tarjeta postal y la recomendación de que el contenido debería ser llevado para la “Asociación de Biología Marina del Reino Unido”.

Por supuesto que el recado, que fuera escrito entre 1904 y 1906, contenía recomendaciones dirigidas para los posibles especialistas que lo analizarían, en tres idiomas: inglés, alemán y holandés. Asombrada con el hallazgo, luego de leer el mensaje, la jubilada alemana se juntó a su marido en la curiosa tarea de llevar la botella hasta la institución inglesa.

Los reporteros de la agencia “Associated Press” apuraron en entrevista otorgada por el portavoz de la mencionada asociación, Guy Baker, lo siguiente: “Nosotros quedamos muy animados. Ciertamente no esperábamos recibir nunca más alguna de esas tarjetas postales”.

Es que según el vocero, ese recado hace parte de un experimento que fuera comandado por el investigador George Parker Bidder, quien, al inicio del siglo pasado, lanzara mil botellas en el Mar del Norte, para con ello analizar el flujo de las corrientes marinas.

El propio Guy Baker cuenta que la mayoría de los mensajes fueron encontrados por pescadores, muchas décadas atrás, y cada uno de ellos presenta una indicación de donde fue encontrada la botella; por lo que le comentara al periodista inglés del “The Telegraph”: “Nosotros creemos que esta botella sea parte de la última tanda que él lanzara al mar en 1906. Por tanto, debe tener unos 108 años”.

En todo caso, como esa ya es una historia antigua y los flujos y reflujos -más bien intestinales- que pretendía medir Parker Bidder ellos ya lo saben de memoria, con la intención de dar más notoriedad a la anquilosada Asociación de Biología, no han perdido tiempo y ya accionaron el “Guinness Book” para registrar el recado como siendo el más antiguo ya descubierto. El record oficial, hasta ahora, es el de un mensaje en una botella encontrada después de 99 años flotando en el mar.

Con todo, a pesar de la vertiginosa intención de pretender relatar placeres filosóficos sobre el periplo náutico durante un simple baño, noto que la Lógica otra vez se ha mostrado dogmática, rancia, antihigiénica y resbalosa, restándome solamente la esperanza del semicupio, el cual, por razones obvias, no compartiré con nadie… ¡Haya desfachatez!

(*) Libros y e-book disponibles en: Livraria Saraiva: www.saraiva.com.br; Livraria Siciliano: http://www.siciliano.com.br; www.clubedeautores.com.br/carlosdelfante; y en: Plataforma editorial Bubok: www.bubok.es/

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