-¿Qué tal,
mi amigo?… Hoy le traigo un chisme que le ha de caer como un guante.
-Buenos
días, doctor… Por lo menos, salude antes.
-Está bien,
disculpe. ¡Buen día!... ¿Está más conforme, ahora?
-A mí me
parece que el saludo es una buena manera de conservar la educación. Si no,
¿para qué los maestros han insistido tanto con esa fineza?
-Mire, mi
amigo, por las cosas que uno ve por ahí, esa enseñanza de urbanidades que se
suministra en la escuela, no alcanza a ser un requisito primordial para fundar
la conducta humana de algunos.
-Diga… ¿Por
acaso usted ya probó tomarse un antiácido? Creo que hoy le caería bien… No sé,
lo noto tan amargado, doctor.
-¿Yo? ¡Para nada,
mi amigo! Fíjese que ya venía determinado y, apenas entré, me dieron ganas de
contarle lo cuanto antes la argucia de algunos mentecatos.
-¿Por acaso
esa es una indirecta, o en realidad sólo pretende compartir el chisme?
-Las dos
cosas, mi amigo… Las dos cosas.
-Si no fuese
porque hoy me agarró de sangre dulce, doctor, lo mandaba al diablo.
-Por mí,
haga lo que más le plazca, mi amigo. En todo caso, antes me voy a tomar mi
cafecito y ya me marcho…
-¡De ninguna
manera, doctor! Antes tiene que contarme lo que tenía en mente.
-No era nada
del otro mundo, pero me pareció que el chisme le caería bien.
-Entonces,
soy todo oídos… Dele nomás.
-Dese cuenta
que hace pocos días, durante el fin de semana, ladrones destaparon cerca de
1.200 botellas en un mercado de bebidas de Mülhein an der Ruhr, en Alemania,
con el objetivo de ganar el equipo de música que sorteaba la marca de cerveza Königer
Pilsner.
-¿O para
tomárselas todas?
-Se
equivoca. Ellos no se llevaron ni bebieron las botellas, y dejaron las tapitas de
cerveza sin premio tiradas en el suelo de la tienda.
-Sin duda,
se trata de estúpidos. ¿Dónde se vio desperdiciar tanta cerveza?
-Si ellos
eran necios o no, aún no se sabe, pues lo único que la policía apuró, es que
los delincuentes entraron por la parte de atrás de la tienda un sábado a las
21.00 y se quedaron ahí hasta el lunes a las 07.00 para abrir las botellas y
encontrar los puntos que otorgan el premio, según reporta el popular diario
Bild.
-¿No le
digo? Para mí, seguramente, se trata de algún par de musulmanes ortodoxos… No
se olvide que el Corán les prohíbe explícitamente el consumo de cualquier
cantidad de alcohol.
-Sobre ese
punto en sí, hay mucha controversia por parte de algunos clérigos, pero cuanto
al asunto que le contaba, el portavoz de la Königer Pilsner, Marco Baron llegó
a comentar al entrevistador: “Cuando escuché por primera vez la noticia, pensé
¡Qué fuerte!, que alguien haya sido tan criminal para conseguir las chapas con
premio. No me lo hubiese podido imaginar”.
-Y ahora,
¿qué?... ¿Suspendieron la campaña?
-Parece que
por ahora no, ya que el departamento de policía de lo criminal de Essen abrió
investigaciones sobre el caso, y esperan que si en los siguientes días alguien
acude a la fábrica de cerveza con un número desmesurado de chapas para cobrar
el premio, deberá aclarar de dónde las sacó.
-Pero mire
que hay que ser chupa nabo…
-Pues eso es
exactamente lo que se me ocurrió pensar a mí cuando me enteré del asunto, y
luego me vino su imagen a la cabeza…
-Ya le dije…
Soy abstemio…
-Pero eso no
significa que usted no sea un chupa nabo.
-¡Pronto! Ya
vi que terminamos mal el día… ¡Que lo pase bien, don amargado!
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