En tiempo
presente, la verdadera, honesta y límpida intención de algunos, es dejarse
abstraer por esos modernos adminículos mentepsicóticos estéticamente perfectos
que los dioses griegos jamás podrían imaginar y prever. Pero eso ya tiene
nombre: “phubbing”
A bien
verdad, la extraña palabra ‘phubbing’ viene de “pone” (teléfono) y “snibbing” (desairar),
que no es más nada que lo que ocurre cuando alguien ignora a los demás por
estar concentrado en lo que aparece en la tela de su teléfono celular.
Realmente eso
no es algo que ocurre tan solo entre compañeros de trabajo; también en
almuerzos con los mejores amigos de la vida, en cenas y reuniones con la
familia, en plena cita romántica a la luz de las velas y, lo que es peor, hasta
en la cama, cuando cada miembro -y no órgano- de la pareja se encuentra absorto
en su propia pantalla.
En todo caso,
este es un término lingüístico que fue acuñado por el australiano Alex Haigh,
de 23 años, quien fundó un movimiento “anti-phubbing” para crear conciencia
sobre los efectos nocivos de esta maldita práctica de la vida moderna en las
relaciones interpersonales.
Con todo,
también existe lo opuesto y en sentido contrario a lo antes expuesto. Por
ejemplo, ya existe la comprobación de un caso anfípodo a lo que está sucediendo
con muchos vivientes.
Me explico: Doña
Wendy, de apellido Holt, de 51 años, no era muy habitué que digamos a usar su
telefonito, porque seguramente la factura mensual le saldría un ojo de la cara,
y porque tampoco casi nadie la llamaba. Puede que a causa de ello, pronto cayera
en el hábito de guardar diariamente su celular en el corpiño, ya que espacio
allí no faltaba y le resultaría más fácil y rápido encontrarlo caso tocase…
Aunque es de suponer que para otros tipos de toqueteos en las partes lactíferas,
ella lo dejase previamente arriba de una mesa… Quien duda es loco.
Sin embargo,
hace unos años ella pasó a acreditar que la radiación proveniente de su telefonito
sería la culpada por el cáncer de mama que le fue diagnosticado en 2012, ya que
no existía tal precedente en su familia.
La
enfermedad, que se inició bajo una forma rara llamada de “cáncer inflamatorio”,
actualmente se encuentra desparramada por otras partes del cuerpo de Wendy,
como pulmones y glándulas linfáticas, y, lamentablemente para ella, ha resultado
en un diagnóstico terminal.
Fue la
propia Holt quien llegó a comentar: “Compré mi primero celular en la década de
90, y desde entonces, todos mis siguientes celulares han estado en contacto con
mi piel por lo menos 70% del día”. Agregado aun, que no encontró ningún nódulo
extraño en sus senos y que apenas despertó un día con manchas rojas en el pecho,
pero nunca imaginó que el diagnóstico sería de cáncer. No obstante, al
consultar con médicos luego recibió la mala noticia que la condujera a una
dupla mastectomía seguida de tratamientos por radioterapia y quimioterapia…
Que, excepto por su rostro, en lo demás quedó como Angelina Jolie.
A pesar de la
situación para nada jocosa, la médica oncóloga Karol Sikora fue quien afirmó
ser “improbable” que el celular, o la forma como ella lo mantenía guardado, sean
los culpables por la enfermedad. Añadiendo aún: “Existen algunos estudios al
respecto de celulares y posibles tumores en el cerebro, “los gangliomas”, pero
el caso de Holt no se encaja en éste”.
Evidente que
Wendy está viviendo una situación, como poco, dramática, que puede no parecer exactamente
así para los míseros efímeros de dos pies, que simplemente espían el existir de
manera inmediatista y precisa en las telas de sus aparatitos, antes de retornar
a la Nada de la cual vinieron un día… ¡Llamativo asunto!
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