quinta-feira, 24 de setembro de 2015

Un Phubbing Mamario


En tiempo presente, la verdadera, honesta y límpida intención de algunos, es dejarse abstraer por esos modernos adminículos mentepsicóticos estéticamente perfectos que los dioses griegos jamás podrían imaginar y prever. Pero eso ya tiene nombre: “phubbing”

A bien verdad, la extraña palabra ‘phubbing’ viene de “pone” (teléfono) y “snibbing” (desairar), que no es más nada que lo que ocurre cuando alguien ignora a los demás por estar concentrado en lo que aparece en la tela de su teléfono celular.

Realmente eso no es algo que ocurre tan solo entre compañeros de trabajo; también en almuerzos con los mejores amigos de la vida, en cenas y reuniones con la familia, en plena cita romántica a la luz de las velas y, lo que es peor, hasta en la cama, cuando cada miembro -y no órgano- de la pareja se encuentra absorto en su propia pantalla.

En todo caso, este es un término lingüístico que fue acuñado por el australiano Alex Haigh, de 23 años, quien fundó un movimiento “anti-phubbing” para crear conciencia sobre los efectos nocivos de esta maldita práctica de la vida moderna en las relaciones interpersonales.

Con todo, también existe lo opuesto y en sentido contrario a lo antes expuesto. Por ejemplo, ya existe la comprobación de un caso anfípodo a lo que está sucediendo con muchos vivientes.

Me explico: Doña Wendy, de apellido Holt, de 51 años, no era muy habitué que digamos a usar su telefonito, porque seguramente la factura mensual le saldría un ojo de la cara, y porque tampoco casi nadie la llamaba. Puede que a causa de ello, pronto cayera en el hábito de guardar diariamente su celular en el corpiño, ya que espacio allí no faltaba y le resultaría más fácil y rápido encontrarlo caso tocase… Aunque es de suponer que para otros tipos de toqueteos en las partes lactíferas, ella lo dejase previamente arriba de una mesa… Quien duda es loco.  

Sin embargo, hace unos años ella pasó a acreditar que la radiación proveniente de su telefonito sería la culpada por el cáncer de mama que le fue diagnosticado en 2012, ya que no existía tal precedente en su familia.

La enfermedad, que se inició bajo una forma rara llamada de “cáncer inflamatorio”, actualmente se encuentra desparramada por otras partes del cuerpo de Wendy, como pulmones y glándulas linfáticas, y, lamentablemente para ella, ha resultado en un diagnóstico terminal.

Fue la propia Holt quien llegó a comentar: “Compré mi primero celular en la década de 90, y desde entonces, todos mis siguientes celulares han estado en contacto con mi piel por lo menos 70% del día”. Agregado aun, que no encontró ningún nódulo extraño en sus senos y que apenas despertó un día con manchas rojas en el pecho, pero nunca imaginó que el diagnóstico sería de cáncer. No obstante, al consultar con médicos luego recibió la mala noticia que la condujera a una dupla mastectomía seguida de tratamientos por radioterapia y quimioterapia… Que, excepto por su rostro, en lo demás quedó como Angelina Jolie.

A pesar de la situación para nada jocosa, la médica oncóloga Karol Sikora fue quien afirmó ser “improbable” que el celular, o la forma como ella lo mantenía guardado, sean los culpables por la enfermedad. Añadiendo aún: “Existen algunos estudios al respecto de celulares y posibles tumores en el cerebro, “los gangliomas”, pero el caso de Holt no se encaja en éste”.

Evidente que Wendy está viviendo una situación, como poco, dramática, que puede no parecer exactamente así para los míseros efímeros de dos pies, que simplemente espían el existir de manera inmediatista y precisa en las telas de sus aparatitos, antes de retornar a la Nada de la cual vinieron un día… ¡Llamativo asunto!

(*) Libros y e-book disponibles en: Livraria Saraiva: www.saraiva.com.br; Livraria Siciliano: http://www.siciliano.com.br; www.clubedeautores.com.br/carlosdelfante; y en: Plataforma editorial Bubok: www.bubok.es/

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