terça-feira, 4 de março de 2014

Ejercicio Abundante de Sexo Mejora la Memoria


Ateniéndome a lo que informó recientemente el diario español “ABC”, percibo la confirmación científica de lo que ya se especulaba desde los tiempos de Matusalén. Es que esa maniática virtud del humano de querer mantener relaciones sexuales con frecuencia, parece que le mejora y mucho el rendimiento mental y le permite aumentar la producción de nuevas neuronas, esas células nerviosas que uno lleva escondidas en el cráneo y que poseen la capacidad de excitarse y prolongar el impulso nervioso a otra neurona.

Profético sobre el advenimiento que el destino nos reserva como hombres y sobre cómo resolver, por un lado, la contradicción sobre el imperial acomodo del viviente, ya que con ello menguaría ante sí mismo y ante el mundo, tanto material como moralmente, y, por otro lado, la hipótesis de que ciertas partes acaben marchitando antes de lo deseado, me pareció interesante saber quién los ira a reconocer si se quedan como sencillos, tendiendo las manos humilladas hacia la limosna del siglo.

En todo caso, la resolución de tan filosófica cuestión virtuosa ejercitada por el viviente con el máximo entusiasmo entre cuatro paredes y sobre el catre, se debe más bien a que dos estudios, uno realizado en Estados Unidos y otro en Corea del Sur, se encargaron en los últimos años de investigar el rendimiento mental asociado a la práctica sexual… Mismo en los faltos de luces.

Así pues, las investigaciones, conducidas en ratas y ratones, terminaron por concluir que la actividad sexual abundante termina por aumentar la neurogénesis, es decir, que incrementa la producción de nuevas neuronas en el hipocampo, que es justamente la zona del cerebro donde se forman los recuerdos a largo plazo.

Por un lado, el estudio estadounidense, que fue realizado en Maryland, llegó a la conclusión de que “después de una exposición continua y a largo plazo a la experiencia sexual, la función cognitiva mejoraba. Sin embargo, cuando se introdujo forzosamente un tiempo de espera prolongado entre la experiencia de apareamiento y las pruebas de comportamiento -algo parecido con lo que le ocurre a los menguados de espíritu-, las mejoras en la función cognitiva se perdieron a pesar de la presencia de nuevas neuronas”.

En otras palabras, esto implica que para estimular la neurogénesis adulta, la práctica sexual debe ser repetida lo máximo posible… Mismo no quedando claro que si para cuando no hay pan, lo mismo servirían las tortas, o sea, que si a uno le falta el complemento principal, eso de hacer uso manual del artilugio le resuelve la cuestión.

En fin, no sabiendo cómo le responder a esa interjección anterior, lo único que puedo agregar, es que pocos meses después de realizado el estudio anterior, otro grupo de científicos de la “Universidad de Konkuk”, en Seúl, queriendo descubrir los entretantos del asunto, finalmente condujo su propio estudio, donde terminó encontrando que la actividad sexual en los ratones contrarresta “los efectos negativos del estrés crónico sobre la memoria”, esa facultad del intelecto por medio de la cual cualesquiera retiene y se recuerda lo pasado.

Por otro lado, es oportuno hacer constar que el leyente debe tener en cuenta de que debido a esa sugestiva importancia que tiene el acto sexual, la memoria de cada uno tiene la propiedad de fijar e integrar percepciones, de modo que quede influido el comportamiento posterior, relacionado con dicha percepción… Caso contrario, le estará dando chaces a la proterva enfermedad de Alzheimer… Después no diga que no le avisé.  

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