Es recontra sabido que en el “Día Internacional
de la Mujer” se conmemora la
lucha de la fémina por su participación, -en pie de igualdad con el hombre-, en
la sociedad y en su desarrollo íntegro como persona. Como se celebra todos los
8 de marzo, creo oportuno adelantarme a esa fecha y mencionar que cuando muchas historias parecidas se cruzan en la vida de ellas, considero
que debo escribir algo que pueda acrecentar el asunto. Lo que sucede, es que
diversas mujeres comentan y discuten sobre los motivos que llevan a los hombres
a creer que siempre podrán hacer sexo con ellas.
Es aquella vieja historia de una mujer disfrutar de una relación súper
legal con un determinado sujeto en su trabajo, o en la academia, la facultad, el
curso, la panadería, o donde sea, y de ahí, así que surge una chance, el individuo
insinúa querer algo más con ella… Pero, espere un momentito, ella nunca tuvo
esa intención, sólo buscó tratarlo bien, pero parece que el tal sujeto no lo entiende
así.
Claro que
esas chácharas de muchas mujeres hablando de lo mismo y dejándolas más
estresadas y cansadas de lo que sería normal, llama la atención de cualquiera,
y tal vez fue por ello que apareció un post que considero prodigioso: “Estudio
muestra que hombres heterosexuales ven a las mujeres como objetos –literalmente-”,
nombre que da título también a este escrito que el curioso lector está leyendo.
En realidad, el estudio en cuestión es de la psicóloga Susan Fiske, de la
“Universidad de Princeton”. Parece no ser nada extraordinario, pero resulta que
ella logró captar imágenes del cerebro de hombres heterosexuales en cuanto estos
miraban imágenes sexuales de mujeres usando biquini.
El resultado de su estudio fue que la parte del cerebro activada en esos
hombres, era aquella que normalmente se enciende cuando las personas van a utilizar
alguna herramienta, o sea, que ellos veían a las mujeres como objetos
inanimados que recibían una acción suya. Más nada.
Los individuos que tuvieron mayor incidencia de ese tipo de comportamiento,
fueron aquellos que más conseguían desactivar la parte del cerebro que lleva en
consideración las intenciones de otras personas (el córtex medial pre-frontal).
Por tanto, ellos respondían frente a esas imágenes como si las mujeres fuesen
no-humanas.
Esa explicación viene del libro: “The Equality Illusion: The Truth about
Women and Men Today” de Kat Banyard… Para el caso de que cualquiera se interese por leerlo.
Pero buscando no apagar el entusiasmo del aplicado leyente, agrego que lo
que en realidad busca demostrar la explicación del mencionado libro, es que los
hombres -ni todos ellos, claro- miran para la mujer como si ella estuviese allí
para servirlo. Es casi como si cualquier mujer fuese una muñeca inflable a su
disposición, llevando luego el asunto para el sexo. Y pienso que eso es
extremamente nocivo para la sociedad y las relaciones entre los géneros.
Claro que todo eso es posible de ser mudado. Hay miles y miles de hombres
que tratan a las mujeres con respeto, que entienden que ni toda mujer se
interesará por él y que no estará disponible para el uso en un sexo casual. Conciben
con sabiduría que es obvio y elementar que las mujeres tienen deseos, pero respetan
eso de ser ellas mismas quienes rigen sus decisiones.
No tengo dudas de que los hombres pueden entender esa parte, pero una gran
mayoría deles no quiere, así como una buena parte de las mujeres tampoco. Entonces
cabe a nosotros, hombres y mujeres conscientes, intentar colocar ciertos límites
y de alguna manera luchar contra la exploración que ese tipo de pensamiento tan
arraigado en la mayoría de las sociedades causa. Incluso, juzgo que es ese mismo
tipo de idea equivocada, lo que hace con que estupradores se sientan seguros,
así como los agresores.
El hombre necesita comprender que la mujer es humana y se siente
ofendida cuando tratada de otra manera. Y como ellas también tienen deseos, voluntades,
sueños y aspiraciones, creo que no merecen nada menos que respeto. Por tanto,
todo individuo necesita discernir que son ellas quienes toman sus decisiones y solo
ellas pueden escoger con quien quieren dividir su tiempo, su cuerpo y sus
deseos.
Ya los hombres, profeso que deben repensar la relación que tienen con las
mujeres. Si el lector siente que ese tipo de efecto maléfico acontece consigo,
puede comenzar luchar contra él, abrir la cabeza, mudar de posicionamiento.
Nada es inmutable, como nunca es tarde para empezar.
Por su vez, estudios como los de la psicóloga Fiske sirven para que la
gente se dé cuenta de que la sociedad, de la forma que hoy actúa, causa daños
permanentes en el cerebro de ellas. Mudar no es simple. Salir del patrón impuesto
por la sociedad y los amigos también no lo es. Pero todo eso es valioso,
libertador y hace con que uno consiga observar el mundo con un poco más de
clareza. Esa mudanza está en las manos de cada uno. Dejar de repetir posturas
que no acrecientan nada al mundo sólo depende de cada uno de nosotros…
¡Piénselo mejor, mi amigo!
(*) Si
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Imágenes sin retoque”, un blog que contiene apenas instantáneas del cotidiano.
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