Acabo de
enterarme que un conjunto de herramientas de piedra de medio millón de años de
edad, está dejando a algunos científicos maravillados. Todo su aturdimiento se
debe a que una de las herramientas encontradas es algo que está siendo descrito
como un “navaja suiza” prehistórica.
Se afirma
que esos instrumentos fueron encontrados al lado de restos de animales descuartizados,
como una costilla de elefante que ostenta marcas de cortes, en el sitio
arqueológico de Revadimin, Israel, en 2004.
El caso es
que los investigadores, que llevaron una década para analizar dichos objetos,
descubrieron que esas herramientas están cubiertas de gordura animal, por lo
que pasaron a describirlas como la primera prueba directa del uso de herramientas
de piedra por nuestros ancestrales humanos para trozar animales.
“Hasta el
momento, los arqueólogos sólo habían podido aventar hipótesis sobre el uso y la
función de esas herramientas”, dijera el arqueólogo Ran Barkai, del “Departamento
de Arqueología y Culturas de Oriente Medio” de la Universidad de Tel Aviv, por
medio de un comunicado escrito.
“Claro que no
tenemos una máquina del tiempo. Por eso hacía sentido decir que esas herramientas
eran usadas para desmembrar caparazones de animales, no obstante hasta esta
evidencia ser encontrada y comprobar la idea, todo no pasaba de teorías”.
Así que después
de examinar el desgaste en la superficie de las herramientas y hacer
experimentos con réplicas de ellas, los investigadores concluyeron que una era
una “hachuela de mano”, una especie de “navaja suiza” prehistórica que habría
sido utilizada para cortar y destrozar huesos y tejidos de los animales
capturados.
Otra de las herramientas
encontradas, descrita como raspador, probablemente fuera usada para separar la
gordura y la piel de los cadáveres de animales de sus músculos.
“El descubrimiento
de las herramientas antiguas ayuda a lanzar nueva luz sobre un avanzo
importantísimo en la evolución humana”, expresó Barkai en su comunicado.
¿Por qué?,
preguntan los que no entienden del asunto.
El caso
radica en el hecho de que cuando los homínidos prehistóricos, como el “Homo erectus”
(favor no confundir con el erectus del homo), desenvolvieron cerebros mayores,
precisaron elevar su ingestión calórica, lo que exigiera la mudanza de una
dieta vegetal para una dieta de base carnívora, y es obvio que para lograrlo fue
necesario desenvolver una tecnología más avanzada capaz de extraer gordura y
músculos de cuerpos de animales muertos, llegara a informar la revista “Live
Science”.
“Para poder
hacer uso de los recursos animales, ellos precisaban de herramientas para
cortar y destrozar los cadáveres”, explicó Barkai a la Live Science. “Estas herramientas
se adecuaron a las necesidades de esos homínidos”.
Si
es así, qué más uno puede decir una vez que se ha enterado de algunas
estribarías literarias que infectan la Patria, -mismo que no todas ellas vengan
equipadas con “air bag”-, a no ser experimentar el raro placer del polimorfismo y, silencioso como todo fraile de piedra, quedar
simplemente absorto, elevando escenografías imaginarias para que la Realidad se
suavice... ¡Raro placer!
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