-Hoy le digo
buen día, sólo por educación, doctor… ¡Ha llovido a cántaros! Como puede ver, con
el chaparrón que ha caído me empapé todito.
-Porque
usted quiere, mi amigo. ¿Para qué existen los paraguas?
-Que quiere
que le diga doctor. ¡No sé dónde me lo dejé olvidado!
-Es habitual
que cuando pasa la lluvia, gente como usted permita que los paraguas queden en
el olvido.
-En verdad, que
no, porque en los días nublados él es mi amigo inseparable…
-¿Quién,
doctor?
-¡El
paraguas! ¿Quién más podría ser?
-¡Ah! Pensé
que usted se refería a alguien en especial, doctor.
-Noto que
con la lluvia, sus neuronas han entrado en cortocircuito, mi amigo. Hace cada
pregunta…
-Bueno, no
se irrite, doctor. No entendí a quien se refería.
-Para nada,
mi amigo. Ahora, tenga en cuenta que para gente como usted ya existe una
solución al alcance de la mano, puesto que ha sido por eso que la tecnología
salió en ayuda de los boca abierta, para que esos instrumentos no los pierdan.
-¿Se refiere
al paraguas, doctor?
-Por
supuesto, ya que el croata Goran Candrlic ha creado “Kisha”.
-Por favor,
doctor, me hable en castellano. No me salga con charadas.
-No son
charadas, mi amigo. Kisha es un paraguas inteligente que viene equipado con un
chip “Bluetooth” para que pueda estar sincronizado con un teléfono celular.
-¡Ah! Debe
ser cómo esos bastones para selfies.
-Más o
menos, mi amigo. Estos tienen un sistema que emite un alerta en caso que el
dueño se lo olvide. Además, lo que sería formidable para usted, envía
notificaciones y recomendaciones de uso en función al pronóstico del tiempo.
-Usted se
cree que yo soy un gil, ¿no?
-Si usted
piensa así, mi amigo, que puedo hacer. A mi edad, yo no voy a ponerme a
discordar de sus condiciones intelectuales. Cada uno tiene sus propias
percepciones.
-Me importa
un bledo lo que usted pueda pensar de mí, doctor. Pero, donde se vio que un
paraguas indique el pronóstico del tiempo, si los propios cronistas viven
fallando.
-Por si no
lo sabe, todos sacan las informaciones sobre el tiempo directo de la central de
meteorología y otros institutos similares que hay desparramados por todo el
globo terráqueo.
-No se
escabulle por otros vericuetos, doctor... Hablábamos de “paraguas”.
-¿Qué quiere
que le diga, hombre? Hasta el momento hay tres versiones disponibles, muy
similares entre sí, y los precios oscilan entre las 50 y los 100 dólares y su
sistema de funcionamiento casi es el mismo.
-¿No
me diga? ¿Por acaso sabe cuáles son?
-Evidente,
mi amigo. Fíjese que con presentaciones similares, los creadores del “HAZ
Umbrella” lograron sumar un sistema de monitoreo y notificaciones sobre el
estado del tiempo, porque además del chip Bluetooth tiene una batería interna
que le permite poner en funcionamiento al motor incorporado en el mango para la
apertura y cierre del paraguas de forma automática.
-Pensé que
eran chinos, doctor. Pero usted dijo que eran tres modelos… ¿Y el otro?
-El otro se
llama “Davek Umbrella”, que por ahora
se encuentra en período de fabricación. Pero que al igual que el “HAZ”, sus
creadores presentaron su proyecto en “Indiegogo” y han obtenido más de 50 mil
dólares para financiar su invento. Funciona igual que los dos paraguas
anteriores y dicen que tiene una autonomía de dos años de uso sin necesidad de
recargar la batería. Estiman que costará aproximadamente 99 dólares, y estará
disponible a partir de septiembre.
-Carito,
¿no?, doctor.
-Depende lo
que se considera caro, mi amigo. Hay ciertas cosas que tienen sus ventajas.
Especialmente para distraídos y tarambanas igual que usted.
-Estaba
demorando mucho para comenzar con sus ofensas. Si no fuese por sus chimes, ya
lo habría mandado pelar cocos… ¡Hágame el favor, doctor!
-¿Qué
quiere?
-¿De
usted?... ¡Nada! Me voy. Quiero aprovechar que ahora sólo garua…
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