Eres de alma cristalina como un río que en
sus aguas a piedras te desplazas en mis sentidos. Un remolino escondido y
divergente que se obvia sin anuncio previo, sin mentiras inventadas, apostando
fe en nuestro amor para encontrar el camino calmo que acaricie nuestras mañanas.
Eres mi mar profundo, claro y oscuro a la
vez, con sus mil sonidos y murmullos a la orilla de blancas arenas. Amor
intenso, hondo, olas tempestuosas en noches de tormenta sin luna y a su vez
calma y hermosa en un silencio sepulcral.
Eres cielo infinito, bello y misterioso al
mismo instante, púrpura o escondido detrás de un cortinaje de aguaceros de
delirios, pasión dormida, celada, revolcada en medio a un huracán de ardor e
ímpetus. Intrigante y misteriosa, que en mis acasos eres deseada en desenfreno.
Paseas a ríos, llenando mares. Eres ese cielo
que me lleva a vuelo de gaviota marina, mientras yo aquí, hundido en este dolor
que representa mis tormentas, quedo hecho tierra que te dio amor a raudales.
Nenhum comentário:
Postar um comentário