sexta-feira, 2 de junho de 2017

Ecos de Ayer


Alguno siempre ha de aparecer en medio a las oscuras perspectivas que nos ciñen el alma, y querrá obligarnos a poner condiciones sobre evocaciones que nos pertenecen o ya no son nuestras, las mismas que venimos arrastrando desde el pasado y nadie sabe hasta dónde llegarán un día.
Con sus sonidos opacos, esas voces, esos ecos de un ayer y de otros tantos ayeres malgastados en amores perdidos, de cierta manera sobreviven al pasado entre trazos lineales de un tiempo que poco y nada sirve ya, pues nada son sino una imitación de lo inimitable, visto que el significado que tenía, histórico, magnífico, insólito y por demás original, quedó perdido más allá de la lejanía que nos concede los años, justamente en la raya media apagada de un horizonte donde comúnmente enterramos las penas en el silencio del olvido.
Pero de todo esto poco importa ya, pues a causa de las circunstancias que nos son impuestas, con ellos seguimos adelante, algo desolados, eso sí, porque ansiamos escuchar verdades y no reflejos hechos y no deshechos.

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