Cada día es un comienzo nuevo, porque esa es
la hora y el mejor momento para amar y ser amado, cuando todo se asemeja a las
eternas rocas que sobresalen mismo estando enterradas en la tierra. Quien las
contempla sabe que son motivo de escaso goce, pero al mismo tiempo comprende lo
cuanto son necesarias para el equilibrio del mundo.
Pero a mí me persigue su sonrisa… maldita
sea. ¿Alguien ha visto alguna vez un atardecer en la playa? Ella tiene esa
misma calma, la misma magia, el mismo hechizo, pero en su boca.
Cuando llega la noche la almohada pide que le
hable de otras cosas, que le cuente algo más interesante. Perdidos en esas
pláticas ahogadas, de a poquito en poquito experimento olvidar lo que por las
noches tanto me ha hecho llorar, hasta que el perdón logre borrar lo que el
tiempo no pudo.
A bien verdad, en absoluto podremos olvidar
totalmente a quien amamos, si es que en algún momento de nuestra vida escuchamos
juntos una canción y la hicimos nuestra.
Nenhum comentário:
Postar um comentário