Eres como las nevadas plumas del cisne
matutino que me visita y despierta después de otra noche de delirios en la que
faltas a mi lado. Percibo en la mansedumbre que nos brinda el alba, que te
quiero como para escuchar tu risa todas las noches mientras duermes recostada
en mi pecho en cuanto dejo de lado mis congojas y las sombras de otros espectros,
pero sin soltar tu mano jamás.
Querer es esencialmente sufrir, pero como
vivir es querer y sufrir, toda la vida es por su esencia dolor. Mis delirios no
son más que una lucha por mi existencia a tu lado, con la certeza de resultar
vencido si me niegas tu amor.
En esa cacería incesante donde mis tormentos
se disputan tu querer, no soy más que una piltrafa de una horrible presa. Ese
espectro del dolor natural por conquistar tu amor, me hace quererte sin motivo,
sufrir mientras lucho de continuo hasta que me alcance el día de morir en tus
labios.
Te quiero como para remplazar las heridas por
sonrisas y las lágrimas por mirada en donde podremos decir mucho más que
palabras.
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