Si por acaso algún desmemoriado creía que retozar significaba “estar echado
panza arriba sin hacer nada”, estaba equivocado. En realidad, esta palabra traviesa
está asociada a la actividad -brincar, saltar alegremente-, al juego -travesear
con otros, personas o animales-, así como también a los juegos amorosos que
mueven en su interior pasiones desenfrenadas.
Para
comprender mejor el tema, en el tesoro de la Lengua castellana o española que
fue escrito por el retozón de Sebastián de Covarrubias Orozco, cualquiera puede
leer:
“Moverse descompuestamente con alegría y contento, por hacer fiesta y
lisonjear a otra persona, como lo hace el perrico cuando viene de fuera su señora
o su dueño. Retozar con el verde las bestias y holgando se ponen lozanas; lo
mismo suelen hacer los que están bien mantenidos y contentos… Retozar la risa
en el cuerpo, querer reír y disimularlo… Retozar las mozas es pellizcarlas o
tocarlas ligeramente con la mano… En cuanto a su etimología, atento que
propiamente se dijo del perro, viene de RE y TUS TUS, o tuso tuso, que son las
palabras con que halagamos el perro y él se regocija. Hay un proverbio que
dice: A perro viejo nunca tus tus. Y así de retusar, dijimos retosar y retozar”.
Pero el caso aquí, es que no hablamos de mamíferos carnívoros
pertenecientes a la familia de los ladradores cánidos, sino más bien a otra
familia que mismo teniendo cuatro patas, no son parientes de los gozques, sean estos
falderos o no.
A bien
verdad, el caso en cuestión trata de la retozona pareja de burros del zoológico de Poznan, situado en la zona oeste de
Polonia, que finalmente han logrado recuperar el derecho de copular al aire
libre y a la vista del público, luego después de haber sido publicada en la
prensa del país una campaña mediática que llevó a los poloneses reír y
ridiculizar a las autoridades municipales.
La
historia de los burros Napoleón y Antonina, quienes son casados desde hace diez
años y fundadores de una familia de seis burritos, comenzó cuando ellos fueron
separados después que dos (des)humanas madres puritanas denunciaron a los asnos
animales ante autoridades del municipio.
Consecuentemente,
una consejera municipal conservadora, de nombre Lidia Dudziak, sorprendida y
alucinada con la frecuencia de los impulsos amorosos y del empeño que ambos asnos
colocaban en tan placentera tarea, hizo con que la dirección del zoológico
separase los animales con el uso de una reja.
Empero,
los medios de comunicación, alertados por muchos visitantes privados de la
noche al día de asistir a tan celestial espectáculo propiciado por un animal de
cinco patas, despertó en los columnistas siempre prontos para ironizar los
políticos, el desarrollo de un movimiento de simpatía por los animales apasionados
que pronto se convirtió en un chiste nacional, forzando a las autoridades a
recular.
Finalmente,
la semana pasada, la dirección anuncio en la página de “Facebook” del zoológico,
que la pareja ya estaba reunida nuevamente, y eso bastó para que al día
siguiente muchas personas pudieran acompañar satisfechas
la vitoria del amor.
No
obstante, Antonina, nostálgica desde la separación, no comprendió cosa alguna,
es verdad. Empero, todo indica que Napoleón y su quinta pata nada boba, durante
el alejamiento, fue llevado a las profundidades de la meditación dedicándose a
cavilar mejor acerca de los nostálgicos prodigios de la asnería y sus
exuberantes parpadeos de estupidez ajena… ¡Impresionante!
(*) Por si
está dispuesto, pase por http://guillermobasanez.blogspot.com.br/ “Infraganti!!! Imágenes sin retoque”. Allí lo aguardan algunas imágenes
instantáneas del cotidiano. Además, mis libros están en www.clubedeautores.com.br/carlosdelfante
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