terça-feira, 6 de outubro de 2015

Un Buen Frankfurter Puede Causar la Muerte


Después de tantos años, lo único que se sabía hasta entonces, era que en la ciudad de Fráncfort habían inventado los “frankfurter”, que, para quien no conoce, estos no son más que un tipo de “brühwurst”, que en lenguaje corriente de taberna germánica significa “salchicha escaldada alemana”… Lo que no tiene nada que ver con gato escaldado.

En todo caso, ya que me metí a querer hablar de lo que no debía, agrego que el nombre “Frankfurter Würstchen” aparece en Alemania alrededor de 1860 como denominación de su origen geográfica. Con todo, este tipo de salchicha se menciona por primera vez en 1562, durante la coronación de Maximiliano II… Quien adoraba poner sus monárquicas manos en esas cosas largas y calentitas… Con mostaza, por supuesto.

Pero todo eso ya es historia y fabas contadas, así que, lo cierto ahora, según primeras estimaciones que fueron anunciadas el jueves pasado en la referida y salchichera ciudad alemana, se han encontrado unos 200 esqueletos de soldados de la “Grande Armée”, -el Gran Ejército- de Napoleón, localizados en la parte oeste de Fráncfort, en un cantero de obras de un futuro complejo inmobiliario.

Según estos carnicoles entendidos, se trata de soldados de la Grande Armée muertos en 1813, quienes emprendían -con la cola entre las patas- el camino de regreso tras la dura derrota sufrida por Napoleón en la campaña de Rusia… Siendo probable también, que allí se detuvieran para saborear la famosa salchicha de Maximiliano…

En todo caso, no es así, pues según llegó a exponer Olaf Cunitz, un adjunto del alcalde de Fráncfort, durante una conferencia de prensa realizada en el lugar, en el barrio de Rödelheim, en su catedrático parecer expresó: “Estimamos que hay unas 200 personas inhumadas aquí”… “Según nuestra primera estimación, se trata de soldados de la Grande Armée muertos en 1813, cuando realizaban el camino de regreso tras la cruel capitulación sufrida por Napoleón en la campaña de Rusia”.

En su pedagógica locución, Cunitz recordó que en la ruta hacia Francia, Napoleón libró en particular la batalla de Hanau, una ciudad vecina de Fráncfort, hacia mediados de octubre de 1813. Lógicamente que los combates se extendieron en la región como reguero de pólvora, provocando unos 15.000 muertos, según los historiadores.

A bien verdad, esas tumbas para nada faraónicas fueron descubiertas gracias a las precauciones arqueológicas que fueron tomadas durante las obras, ya que en el año 1979 se habían encontrado restos de otros soldados en ese mismo barrio.

Por tanto, ahora se piensa que los soldados encontrados en Fráncfort probablemente murieron a causa de sus heridas en combate, o que sucumbieron por cauda de la epidemia de tifus que diezmó a la Grande Armée en la época. Sin embargo estas son solamente suposiciones y aseveraciones que deben ser verificadas científicamente.

Andrea Hampel, directora de la inspección de monumentos históricos de Fráncfort llegó a detallar que, no obstante, es cierto que se trata “de tumbas cavadas de apuro”, como lo hacían los militares… Y pienso que más rápido aun si se le venían los rusos encima.

Lo que impresiona del hallazgo, es que los soldados yacen en ataúdes muy sencillos, los que de alguna manera permitieron su buena conservación. Se encuentran alineados en fila, uno junto a otro, y no se encontró junto a los mismos ningún objeto funerario.

Además, los cadáveres están alineados con una orientación Norte/Sur, en tanto que en la Europa cristiana de aquel entonces se tenía la costumbre de enterrar los cuerpos de los muertos sobre un eje Este/Oeste. Lo que, según Hampel, sería un signo de que fueron enterrados de manera apurada… O quizás porque eran antirreligiosos y pecadores.

La estimación de la fecha y origen de los inhumados se debe a que algunos botones de las ropas encontradas en las tumbas permiten asegurar la fecha de 1813.

Según el director del cantero de obras, Jürgen Langendorf, más de treinta esqueletos fueron exhumados, y las excavaciones han permitido contabilizar unas 200 tumbas, agregando que los trabajos arqueológicos continuarán durante cuatro a seis semanas.

Abusando de mi reconocida indulgencia y exagerando en británicos sarcasmos, pienso que mientras ellos no encuentren salchichas fulminantes en otro lugar, todo quedará como ectoplasmas tanteando el más allá… ¡Aguardemos!

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