sábado, 31 de outubro de 2015

Beber o Amar, el Efecto es el Mismo


Antes de responder nada piense bien en lo que dirá, pues quién nunca se agarró una de aquellas soberbias borracheras después de haber tenido una decepción amorosa, que tire la primera piedra… Mismo que el tejado ajeno sea de vidrio.  

Pues bien, por causa de esos invertebrados asuntos y para intentar entender la relación existente entre estas dos cosas -de borrachera y decepción se habla-, un estudio reciente que fue publicado en la revista “Neuroscience and Biobehavioral Reviews”, muestra que la “hormona del amor”, la oxitocina, y el alcohol, tienen efectos casi idénticos en nuestros cerebros… En los que tienen, evidentemente.

El tema es que la oxitocina es considerada la hormona asociada al amor, abrazos, orgasmos y todas las aventuras íntimas del humano -de pie o en la horizontal-. Sin más, ella desempeña un papel -que no es el del rollo higiénico- enorme en la correlación materna, como también ha sido apuntada como una molécula llave librada en nuestra relación con pares románticos. Sin embargo, cuando tenemos un surto del componente en un determinado momento íntimo, las hormonas suprimen áreas del cerebro, como el córtex pre frontal y circuitos corticales límbicos, que son los que controlan el modo como percibimos sentimientos de estrés, inhibición y ansiedad… Lo que no deja de ser una fatalidad.

¿Por acaso esa sensación le suena familiar? Pues le diré que ese fue exactamente el pensamiento que llevó a los investigadores de la “Escuela de Psicología de la Universidad de Birmingham” a observar para las semejanzas entre la oxitocina y el alcohol.

En un comunicado, el Dr. Ian Mitchell, uno de los investigadores, se arriesgó a decir: “Nosotros pensamos que era un área a ser explorada, por eso, reunidas las investigaciones existentes sobre los efectos de ambos casos, quedamos impresionados con las semejanzas increíbles entre los dos compuestos”.

Por tanto, el estudio no hizo más que comparar la respuesta neurológica a la oxitocina ingerida por vía nasal y al consumo de alcohol. Entonces fue descubierto que los dos compuestos tenían un efecto sorprendentemente semejante… Dejaban a cualquiera mamado hasta las patas.

El Dr. Mitchell completó su explicación mencionando: “Ellos parecen tener como albo específico los diferentes receptores del cerebro, pero con todo causan acciones comunes en la transmisión de un neurotransmisor inhibidor en el córtex pre frontal y en las estructuras límbicas”, anunció.

En realidad, estos circuitos neurales controlan el modo como percibimos estrés o ansiedad, especialmente en situaciones sociales como entrevistas, o tal vez hasta mismo en los momentos que queremos convidar a alguien para un encuentro. Por eso, tomar una dosis de compuestos como oxitocina y alcohol puede hacer con que estas situaciones parezcan menos asustadoras… Principalmente para los más tímidos.

Sin embargo, si cualquiera ya se despertó una mañana de sábado o domingo con dolor de cabeza y lleno de memorias oscuras o embarazosas, sabe muy bien que el alcohol no es una droga milagrosa, por tanto, con la oxitocina no suele ser diferente, pues la investigación encontró que los efectos negativos de las substancias también son los mismos. Ambos pueden tornar a las personas más agresivas, arrogantes, envidiosas y socialmente menos inclusivas. Por perjudicar nuestra capacidad de percibir el miedo y la ansiedad, ellos también pueden colocarnos en situaciones de riesgo.

No obstante el oxitocino leyente tenga que reconocer que una vez pasado el momento, ya examinado el escenario con más cautela, por veces surgen imágenes rescatadas mientras nos quedan sólo las vacías y álgidas referencias a disposición de la sed de revivirlos otra vez en nombre de la obra inacabada… ¡Reverberante tema! 

(*) Libros y e-book disponibles en: Livraria Saraiva: www.saraiva.com.br; Livraria Siciliano: http://www.siciliano.com.br; www.clubedeautores.com.br/carlosdelfante; y en: Plataforma editorial Bubok: www.bubok.es/

Nenhum comentário:

Postar um comentário