Nada que
tenga una correlación directa con los recientes festejos del día de Halloween que
acontecieron por el orbe en la noche de ayer, aunque en los agasajos a muchos
se les haya dado por afirmar a boca llena: “No creo en brujas, pero que ellas
existen…” y se entregasen a festejar la efemérides con desmedida algarabía.
Como sea, esa
frase ya famosa, en el siglo XVI, sería completada con un: “Sí, ellas existen”.
Al final de cuentas en aquella época era normal que las mujeres fuesen acusadas
de practicar brujerías y, en diversos casos, condenadas a muerte... Que no era
exactamente “la chiquita” como muchos pueden sentirse inducidos a pensar.
Para ser más
correcto, el caso que hoy se trata habría acontecido en Inglaterra, en 1612,
más específicamente en Pendle Hill, pueblo que
está situado en la región Lancashire. Es que
allí, durante el transcurso de ese año, 12 mujeres acusadas de brujería fueron
juzgadas, siendo diez de ellas condenadas a la muerte por ahorcamiento. Con
todo, resulta que a una de esas brujas se le ha antojado “volver”… No necesariamente
disfrazada de suegra y montada en una escoba.
Pues bien, a
quien se le ha dado por afirmar tal novedad espectral sin escobajo ni plumero,
ha sido a la médium Christine Hamlett, de 58 años, que afirma ser una
“paparazzi” de los espíritus, justamente a quien se le antojó decir que ha fotografiado
el espíritu de una de las brujas fallecidas en aquel año. Por ende, dicha imagen
traería a flote el fantasma de Jennet Preston, quien fuera condenada a muerte a
los nueve años durante el juicio en cuestión… Lo que desmentiría el dicho que
las brujas son viejas y suegras.
Por supuesto
que fue la misma Christine quien afirmó al reportero del “Mirror” lo siguiente:
“Yo estaba en Pendle cuando sentí que allí había una presencia, algo que me llamaba
-y por suerte no le tirara del tobillo para arrastrarla hacia la cueva-… Usted
mismo puede ver en la fotografía la figura de una chica joven -le dijera al
cronista-. A mí siempre me gustó este lugar por causa de sus historias, por el
aura que posee. Ahora, la prueba de que estaba cierta la tengo en mi foto”.
Las indicaciones
de la médium, no en tanto, no pararon por ahí. Según ella, la imagen contiene el
fantasma de una de las brujas de 1612, y quien prueba eso es… “Otro espíritu”. En este caso, lo que ella
afirma, es que lo que está presente en la misma imagen es el espíritu que
pertenece al juez que condenó a las mujeres en aquel año.
Después de divulgar
las fotos para el mundo -y ganar algunos pesos con ello-, la médium explicó su
fama de “paparazzi” de los espíritus. Según Christine, ese es el apodo que sus
amigos le dan, una vez que siempre que ella va a los cementerios, consigue
convencer los espíritus a dejarse fotografiar.
Juzgo que
una importante duda quedará sin aclaración para siempre jamás, esto es, si Christine,
en el caso de haber podido hablar aunque fuera dos minutos con el juez, se
hubiera entrado en este caso hablando de muertos, humos, ollas enormes y
crematorios, o si, al contrario, el placer de una amena conversación entre
puertas o tumbas, tanto da, habría hecho acudir a su espíritu algún tema más
apacible, como el regreso de las golondrinas o la abundancia de las flores que
normalmente se observan en todos los camposantos… ¡Maquiavélico!
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