domingo, 8 de novembro de 2015

¿Cómo Juegan los Et´s?


¿Por uno de esos acasos conoce aquel dictado: “la curiosidad mató al gato”, que muy bien podría traducirse en otro orden: “la curiosidad mata al hombre”?... Entonces intentaré explicarlo sin necesidad que suene socrático a los oídos de un sordo.  

De inicio, uno no puede olvidarse que la curiosidad es, sobre todo, un instinto natural. Algo que de por sí confiere una ventaja de supervivencia a ciertas especies y que es posible encontrarlo en sus genomas. Un hecho que de por sí permite afirmar que as algo natural que le ocurre a la humanidad y a los animales, especialmente a los individuos más jóvenes. No obstante para ciertos doctos los seres humanos son considerados particularmente muy curiosos… Principalmente si se trata de investigar la vida de los demás.

Como sea y queriendo evitar ser un maldiciente, le diría que la curiosidad humana acerca de una posible vida extraterrestre no viene de ahora. Con todo, es más que evidente que si envuelve curiosidad humana, el fisgoneo también incluye sexo, uno de los asuntos que más despierta la atención de las personas, hecho de por sí innegable. Entonces, ¿y si mesclamos las dos cosas?... ¿Qué pasaría?

Como no soy perito es este asunto, no tengo una respuesta en la punta de la lengua. Empero, en este caso, a los especialistas en esos asuntos que envuelven curiosidades y rarezas se les ha dado por afirmar que, en caso de nosotros encontrar a los notorios extraterrestres un día, tendríamos que estar bien preparados. Al final de cuentas ellos lograrían reproducirse de una manera completamente diferente de lo que tal vez nosotros lo podamos imaginar hoy día… Inclusos en los faltos de imaginación que sólo saben hacer “papá y mamá” en la horizontal.

Quien habla de estos asuntos astrales es Sarah Otto, de la “Universidad Británica de Columbia”, quien comenta: “No es algo en lo que paramos para pensar todos los días, pero puede ser interesante cogitarlo. Para eso, tenemos que tener en mente los billones de años de evolución en la Tierra. Nuestra forma de reproducirse mudó, evolucionó. Pues entonces, eso nos hace pensar que ellos también pueden haber avanzado dentro de sus especies”.

Elementar decir que el caso envolviendo extraterrestres y su sexualidad tampoco es un asunto nuevo. En la década de 1980 hubo un boom de filmes eróticos con ese tipo de contenido. En esos rollos, no en tanto, quizás por falta de imaginación del guionista, los alienígenas hacían sexo y se reproducían de la misma forma que los humanos.

Sin ir más lejos, recientemente una ex oficial de los Estados Unidos afirmó que por diversas veces fue estuprada por alienígenas, y también describió el acto sexual de los ETs de forma bastante parecida con la nuestra, destacando, no obstante, que ella tuviera la impresión de haber hecho parte de un espectáculo ensoñado por estar delante de una platea psicótica por sexo.

Otra cuestión, es que Sarah Otto ha rechazado también la idea de que especies alienígenas pueden perpetuarse a través de clonaje. Para ella, eso hasta puede suceder, pero no de una manera exclusiva -porque obviamente perdería toda la gracia del juego-. Su pensamiento se debe a que el clonaje es simplemente un tipo de práctica que, en teoría, breca la evolución natural de las especies, hablando siempre de forma de vidas terráqueas.

En todo caso, aun estamos lejos de encontrar... ¿o sería sólo de anunciar? la existencia de vida extraterrestre. Si bien el comportamiento humano deje claro que cuando eso acontecer, nuestra curiosidad será mucho más sin límites de lo que… el Universo.

Frente a lo aquí expuesto y bajo el amenazador ruido de trompetas que se aproximan, lo que en verdad nos resta es trancar de la mejor manera posible puertas y ventanas -si dable otros agujeros también-, pues en medio del pánico general estaremos siendo invadidos por los Hunos celestiales… ¡Alienígeno tema!

(*) Libros y e-book disponibles en: Livraria Saraiva: www.saraiva.com.br; Livraria Siciliano: http://www.siciliano.com.br; www.clubedeautores.com.br/carlosdelfante; y en: Plataforma editorial Bubok: www.bubok.es/

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