Abra sus ojos y no se eluda, mi amigo, porque
al contrario de los vaticinios augurados por los que hacen profesión de azarar
la vida de los demás, en verdad, el rayo puede caer dos veces en el mismo lugar.
Ha quedado
más que confirmado que cosas así suelen acontecer con cualquiera, como es el
reciente caso del atentado al teatro Bataclan, en Paris, acontecido el viernes
13 de noviembre último. Allí, un ciudadano americano que antes huyera para
salvar su propia vida cuando desequilibrados terroristas atacaron las torres gemelas
del “World Trade Center” el 11 de setiembre de 2001, también se encontraba
presente para vivir otra azarada jornada de su vida.
Este hombre,
de 36 años, identificado como Matthew -“alias el suertudo”-, contó cómo fue que
sobrevivió al ataque al teatro Bataclan. Esa noche él acabó siendo baleado en
la pierna durante la presentación musical que acontecía en la casa de
espectáculos. Como se sabe, el teatro Bataclan fue uno de los puntos en que los
dementes terroristas del Estado Islámico dejaron varias decenas de víctimas.
Una vez
recuperado en parte del nuevo julepe -y de calzoncillos nuevos-, Matthew contó
que estaba en la platea asistiendo a los californianos de la banda “Eagles of
Death Metal” cuando hombres armados irrumpieron y comenzaron a disparar contra la
multitud. Como él reconoció inmediatamente el sonido de tiros, corrió para la
salida.
“Tal vez sea
mi cultura paranoica americana”, comentó en entrevista dada al “The Telegraph”…
“Aquel día yo corrí como loco por casi mitad de Manhattan, pero lo que yo pasé
ahora en el Bataclan, fue mil veces peor”, confiesa… Una vez cambiada la ropa
interior.
Como sea, en
el último ataque que estuviera presente, Matthew fue derribado después de haber
sido atingido por una bala. Sin embargo, él relata que consiguió arrastrarse
lentamente para la salida cada vez que los asesinos paraban para recargar las
armas Kalashnikovs, siendo que en el momento del ataque él estaba a cerca de
tres o cuatro metros de los extremistas, y aprovechó los cuerpos de otras personas
para protegerse.
“Yo avancé
para adelante arrastrándome centímetro a centímetro. En un punto, vi el borde de
la salida al alcance de mi brazo. Fui capaz de agarrarme a ella con un dedo, después
con otro y luego con la mano entera”.
Una vez en
la calle, agotado -y recagado-, se desmayó en la vereda, cuando Daniel Psenny,
un periodista del “Le Monde” y otro hombre no identificado lo ayudaron.
Después de
conseguir arrastrar a Matthew para dentro do su edificio, Psenny también fue
baleado en el brazo al cerrar la puerta de calle para evitar la entrada de terroristas.
Una vez abrigados, los vecinos ayudaron a contener el flujo de sangre de las dos
víctimas que estaban demasiado asustadas y confesaron tener miedo de sangrar hasta
la muerte, ya que permanecieron por cerca de tres horas esperando socorro. Matthew
quedó tan atolondrado con lo acontecido, que llevó dos horas más para recordar el
número de teléfono de su esposa y así contarle que estaba vivo.
Esta es la
segunda vez que este norteamericano escapa vivo de un ataque terrorista. En
2001, él estaba casi en la puerta del “World Trade Center” yendo a una reunión
de trabajo cuando un avión de la “United Airlines” atingió una de las torres gemelas…
Lo que deja claro que algunas veces reuniones de trabajo suelen ser mortales.
Por tanto,
mismo que la multitud aún no distinga las diferencias entre el “ad ovo” de Horacio,
el ilusionismo hexaclorofeno de Colón o las extraordinarias joyas de Fabergé,
lo importante mismo es uno saber que no se pueden hacer omelets sin quebrar
huevos… ¡Espantoso!
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