Es
incuestionable que un bello sonriso nunca sale de moda. Por tanto, si el
carcajeado leyente quiere salir bien en la foto, no olvide que un sonriso bien
cuidado es señal que cuida de la higiene y de la apariencia de sus dientes, o
sea, es sinónimo de salud bucal.
Claro que para
conquistar ese sonriso bonito y saludable, ni siempre cepillarlos es
suficiente, ya que existen áreas donde la escoba no consigue alcanzar para
remover toda la placa bacteriana y pequeños residuos y brozas que se alojan en
la boca… Principalmente en la de aquellos que practican ciertos actos pecaminosos.
Es sabido
que cuando estos serrines no son completamente eliminados, ellos terminan
colaborando con el aumento de la placa bacteriana y enfermedades periodontales.
Por eso, para garantir una higiene bucal completa y perfecta, la utilización diaria del hilo dental es indispensable… En la boca, por supuesto.
Muchas personas
no pasan el hilo dental por haraganería o falta de tiempo, pero usarlo por lo
menos una vez al día, de preferencia después de cenar, puede evitar que uno pase
largos periodos con residuos adheridos entre los dientes, y a su vez ayudaría a
minimizar las consecuencias de ese acúmulo… Ahora, eso de inventar pasar un
hilo en otros lugares para limpiar cavidades ocultas, puede llegar a ser
desastroso para cualquiera.
Independiente
de lo escrito aquí, puedo agregar que no es fácil trabajar en hospitales. Todos
lo sabemos. De
vez en cuando los galenos y demás clínicos se ven delante de casos extremos que
podrían dejar a cualquier persona abismada. Como uno que ocurrió hace pocos
días en Jiangxi, una provincia que queda al sur de China, y que de repente dejó
todo un país de ojos sesgados de pelo en pie y con ojos de lechuza a media
noche.
Con respecto
a lo ocurrido, médicos locales reportaron que un hombre llegó al hospital de la
referida provincia bastante quieto y aparentando sentir mucho dolor. Habló poco
con las personas que lo atendieron y sorprendió a todos con su real problema,
que sólo fue revelado luego después de realizado un examen de rayo-X.
A pesar de
no querer hablar, el hombre mostró a los médicos que sentía mucho dolor en sus
genitales. Así que, luego que fueron realizados los exámenes preliminares, descubrieron
que el individuo estaba con un pedazo de hilo de metal inserido en su uretra.
Los médicos, claro, se preocuparon de inmediato con la situación, porque el tal hilo de metal no estaba solamente inserido profundamente en la uretra del susodicho ciudadano, sino que también estaba llegando hasta su vejiga. A causa de ello su dolor era enorme.
Los médicos, claro, se preocuparon de inmediato con la situación, porque el tal hilo de metal no estaba solamente inserido profundamente en la uretra del susodicho ciudadano, sino que también estaba llegando hasta su vejiga. A causa de ello su dolor era enorme.
De acuerdo
con relatos recogidos por el periódico británico “Mirror”, el hombre -sin
identidad revelada- fue bastante solícito con lo que le fue pedido durante el
atendimiento. Sólo que no quiso, de manera alguna, revelar a los funcionarios del
hospital cómo fue que aquel pedazo de metal había ido a parar en su uretra… Ya
que dientes allí no crecen.
Al instante
de realizados algunos exámenes de rayo-X y la intervención médica, el hombre fue
para la mesa de cirugía. Allí pasó por un proceso especialmente delicado, una
vez que los médicos lucharon no solamente contra el pedazo de metal, sino también
contra una infección que ya había dado la cara. Al final del procedimiento el
hombre se recuperó y consiguió volver a su casa en pocas horas.
En contrario
a lo que el buen sentido proclama y mientras me entrego a meditar sobre ciertas
filosofías con sabor de Nada, me pregunto: ¿puede haber algo inmediatamente más
trágico que digerir incandescencias o rozar hemorroides? Puede, sí, basta con
uno introducir un hilo en aquel lugar… ¡Tremebundo!
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