Ya no me sorprende
que una infinidad viva repitiendo: “pienso, luego existo”, no obstante eso me
incite a considerar que si piensan, es porque en el cráneo tienen algo más que
un alambre entre orejas… Con todo, reconozco es que lo que sí asusta, son esos
casos de embrujo y encantamiento mal resueltos.
Elemental
que muy famoso en filmes de terror, el exorcismo existe en la vida real para
solucionar ese tipo de asuntos mágicos… No necesariamente de cuño electoral. Y
mismo que sea una técnica antigua, ella tiene por costumbre ser la salida de
personas que andan desesperadas con “entes poseídos” o casas mal asombradas a
su alrededor… Y hasta acosados por lúdicas promesas electorales.
Pues fue exactamente
eso que aconteció en una casa de la pequeña Castelar, ciudad de la provincia de
Buenos Aires, Argentina, mismo estando el país en plena campaña para elecciones
presidenciales.
¿Qué tiene a
ver eso con el exorcismo? Nada, a no ser que por allí, un obispo necesitó ser
llamado para dar un basta final en las supuestas actividades paranormales que estaban
aterrorizando los moradores de la casa… Que no se saben si eran peronistas o
qué.
Excepto eso
y de acuerdo con los mayores de la casa, todo comenzó con su hijo, por lo que
los padres empezaron a preocuparse cuando el nene comenzó a dibujar: eran
diversos crucifijos que él delineaba en los más diversos lugares de la casa. A
más, el niño también decía cosas extrañas y afirmaba ver espíritus… Salvo que
fuese una antigua música de Palito Ortega mal interpretada que nadie la
recordaba.
Pues bien,
de inicio, los padres llamaron a un sacerdote local, pero éste no dio cuenta de
resolver los recónditos problemas que la pareja decía estar viviendo. A causa
de la ineptitud del cura, los padres consideraron mudarse de casa, tamaño era
el problema que aquella residencia mostraba para ellos. Pero luego siguieron el
consejo de otros y del cura para encontrar la solución, y a la sazón llamaron a
alguien con más estudios cabalísticos capaz de exorcizar el ambiente.
Fue la vez del
obispo Manuel Acuña entrar en escena, que, no obstante con las barbas en
remojo, por las dudas no se animó a hacer el trabajo él solo y lo hizo
acompañado del especialista en campos electromagnéticos, Gustavo Farías. Y así,
literalmente de manos dadas, los dos entraron en la casa dispuestos a acabar con
los problemas.
El técnico,
que es uruguayo, confirmó que existía una especie de energía bastante extraña en
el lugar que se movía junto con la atmosfera -por lo que probó meter los dedos
en el enchufe y notó que no era eléctrica-. Como sea, luego que entraron,
diversas sombras luminosas sin explicación alguna fueron vistas en la casa, y
mismo con un julepe bárbaro, el obispo cuidó de la parte religiosa del pleito y
el perito en electromagnética quedó responsable por la parte tecnológica do
proceso.
Después de
permanecer más de una hora dentro de la casa -no se sabe haciendo el
qué-sacerdote y especialista afirmaron que ahora la familia deberá vivir en paz.
Sin nunca
haber trabajado antes con ese tipo de “energía”, Farías se mostró bien
sorprendido con los resultados que su trabajo aportó al lado del religioso… “Ya
realicé muchas cosas dentro de mi campo de trabajo, algunas de ellas las
personas pueden hasta considerarlas extrañas, pero nunca antes había lidiado con
exorcismo. Y eso es algo definitivamente interesante, para decir lo mínimo”, llegó
a contar Gustavo, que se dispuso a trabajar al lado del obispo en más
oportunidades como esa… Evidente que no manera gratuita.
Incuestionable
que los vecinos tejieron sus propias teorías escatológicas. Mientras algunos
decían tratarse de la sombra de Mauricio Macri, otros afirmaban que era la
Daniel Scioli, aunque un montón pensaba tratarse de Cristina, “la bruja”, que
no era la del 71 como lo afirmaba “el chavo del 8”… ¡Asustador!
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