quinta-feira, 20 de fevereiro de 2014

El Paráclito Agasajó a una Monja en Roma


Conforme lo describe el libro grande que sirve esencialmente para aleccionar la mente de los iletrados, “la inocencia” es un término lingüístico que retrata la “carencia de culpabilidad” de un individuo con respecto a una transgresión. Incluso, tal vocablo también puede ser utilizado para indicar una “carencia general” de culpabilidad con respecto a cualquier clase de “crimen, pecado o fechoría”... Explicación que de por sí, ya me satisface para comprender lo sucedido en Roma.

En todo caso, dicho término puede también hacer referencia al estado de desconocimiento de un sujeto, donde se da una menor experiencia bien en una visión relativa a los iguales sociales, o bien por una comparación absoluta a una escala normativa más común. Pero en contraste con “la ignorancia”, -la prima hermana consanguínea de los analfabetos- la inocencia se toma generalmente como un término positivo, donde se busca denotar una visión dichosamente positiva del mundo, y específicamente una perspectiva en particular, en que la carencia del conocimiento proviene de una “carencia de maldad”, mientras que el mayor conocimiento proviene de hacer mal. Esta connotación se puede conectar con una falsa etimología popular que explica la expresión “inocente como el que no sabe”.

A su vez, la gente que carece de capacidad mental de entender la naturaleza de sus actos, puede ser considerado inocente sin importar su comportamiento. Y es de este significado que viene el término inocente para referirse a un niño de corta edad o un discapacitado mental carentes de discreción.

Empero, en algunos casos, el término inocencia connota un significado “peyorativo” cuando un nivel determinado de experiencia dicta un discurso común o calificaciones de base para la entrada en otra experiencia social diferente. Puesto que la experiencia es el primer factor para la determinación del punto de vista de una persona, la palabra inocencia a menudo también se utiliza para implicar una “ignorancia o carencia de experiencia personal”, por lo que en su sentido más extremo negativo puede ser causante de lástima.

Fíjese que normalmente la inocencia se representa pictóricamente bajo la figura de una joven coronada de flores que se lava las manos en una jofaina colocada sobre un pedestal teniendo cerca de ella un cordero blanco. Sin embargo, en la imagen “La inocencia” de William-Adolphe Bouguereau, un pintor francés del realismo burgués, tanto la virgen como el cordero son símbolos de inocencia.

Arrinconado en la amplia comprensión de este rasgo de raciocino metafísico-positivista, es que de repente me deparé con lo que hace unos días indicaron los medios de comunicación italianos, ya que ellos anunciaron que una monja salvadoreña que se quejaba de fuertes dolores abdominales, terminó por ser hospitalizada de urgencia. Pero sus dolores cesaron de vez cuando ella al fin dio a luz a un varón al que -muy imaginativamente- bautizó de Francisco, como el papa.

Esta inocente religiosa, que vive en un convento en Rieti, a 80 km al noreste de Roma, Italia, dijo que “no sabía que estaba embarazada”, y la excepcional noticia llegó a despertar la sorpresa de sus compañeras de institución religiosa.

La monja -ahora llamada de “Sor-presa”- de 31 años, sintió dolores en la noche del martes 14 de enero. Los médicos que prontamente acudieron al convento para atenderla, a primera vista sospecharon que se trataba de un embarazo, a pesar de la enérgica y vehemente negativa de la religiosa.

Una vez que ella fue conducida al hospital de Rieti, una ecografía terminó por confirmar “el milagro” o, según el lado cóncavo o convexo con que se mire el asunto, “la obra del diablo”. Horas después, la religiosa salvadoreña terminó por dar a luz a un varón de 3,5 kilos.

“No sabía que estaba embarazada, solamente me dolía el vientre”, alcanzó a declarar la monja salvadoreña… Quien buscó guardar para sí el secreto de la más flamante obra del Espíritu Santo.

Por su vez, y según llegó a agregar la prensa en sus líneas, las otras religiosas del convento quedaron muy sorprendidas por la noticia… Las que ahora aguardan ansiosas por la futura visita del Paráclito, rezando y rezando para ser una de ellas la nueva escogida… Así que, ¡aguardaremos por el nuevo milagro!

(*) Dentro de la misma línea y condición de este Blog, dese una vueltita por “Infraganti!!! Imágenes sin retoque”, un blog que contiene apenas instantáneas del cotidiano. Disfrútelo visitando http://guillermobasanez.blogspot.com.br/ y pase por mis libros en el sitio: www.clubedeautores.com.br/carlosdelfante ...

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