En su
primer mensaje por la Cuaresma y por intermedio de una epístola que fue divulgada
por el Vaticano el pasado día 5, el papa Francisco llegó a solicitar a los
católicos que se comprometan a aliviar las varias miserias que padece el hombre
contemporáneo, desde la material a la moral y espiritual.
“A
imitación de nuestro Maestro, los cristianos estamos llamados a mirar las
miserias de los hermanos, a tocarlas, a hacernos cargo de ellas y a realizar
obras concretas a fin de aliviarlas”, escribió el Papa… “La miseria no coincide
con la pobreza; la miseria es la pobreza sin confianza, sin solidaridad, sin
esperanza… Podemos distinguir tres tipos de miseria: la miseria material, la
miseria moral y la miseria espiritual”, explicó el pontífice en su mensaje.
Recordemos
que la Cuaresma, que comienza el Miércoles de Ceniza y termina justo antes del
Jueves Santo, dura 40 días y simboliza la prueba vivida por Jesús en el
desierto, y que según la tradición cristiana, debe servir para el ayuno y la
penitencia.
Bajo el
título: “Se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza” -copiado de una cita
de la Segunda Carta de San Pablo a los Corintios-, el mensaje papal propone que
todos reflexionemos sobre la pobreza en el mundo de hoy.
Por medio
de su escrito, el papa Francisco invita a la Iglesia y a los católicos a ayudar
a “cuantos viven en una condición que no es digna de la persona humana:
privados de sus derechos fundamentales y de los bienes de primera necesidad
como la comida, el agua, las condiciones higiénicas, el trabajo, la posibilidad
de desarrollo y de crecimiento cultural”, sostiene éste en sus líneas.
“Frente a
esta miseria la Iglesia ofrece su servicio, su diaconía, para responder a las
necesidades y curar estas heridas que desfiguran el rostro de la humanidad”,
escribió… “Nuestros esfuerzos se orientan asimismo a encontrar el modo de que
cesen en el mundo las violaciones de la dignidad humana, las discriminaciones y
los abusos, que, en tantos casos, son el origen de la miseria”, agregó sin
meter mano al bolsillo.
“Cuando
el poder, el lujo y el dinero se convierten en ídolos, se anteponen a la
exigencia de una distribución justa de las riquezas. Por tanto, es necesario
que las conciencias se conviertan a la justicia, a la igualdad, a la sobriedad
y al compartir”, alcanzó a indicar el papa Francisco, absteniéndose de dejar
claro si con sus palabras se dirigía a algún gobernante en especial, porque
evidente que en todo pueblerino, al leer su mensaje, le acudirán muchos nombres
a su mente.
Pero concomitante
a esta epístola, el obispo de la ciudad de Minas, Uruguay, y presidente de la
Comisión de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal, don Jaime Fuentes,
afirmó que el mencionado país se encuentra “en el ojo de una tormenta
ideológica” y que la legalización de la venta y cultivo de marihuana constituye
“el último paso de ese gobierno para instaurar un tipo de sociedad basada en
una idea individualista de la libertad, que torpedea en su línea de flotación
al matrimonio y la familia”. Su declaración surgió, porque el obispo fue
consultado en el marco de un informe sobre la ley de marihuana realizado por la
agencia de información internacional “Zenit”, con sede en Roma, y especializada
en la Iglesia Católica y el Vaticano.
Sin pelos
en la lengua, don Fuentes explicó las razones por las que entiende que la ley
de marihuana “torpedea” a la familia y modifica las pautas culturales del país…
“Si hasta hace dos años estábamos al borde del precipicio en cuanto sociedad
-no se olviden que Uruguay fue el primer país de América que legalizó el
divorcio en 1907 y la familia está deshecha- ahora se han dado “cuatro
decididos pasos” hacia adelante… En este tiempo se aprobó el aborto, se
equipararon las uniones homosexuales con el matrimonio, se legalizó la
fecundación artificial y ahora la marihuana”, afirmó el prelado.
El obispo
Fuentes considera que entre las cuatro iniciativas mencionadas hay un
denominador común: Por aquí, estamos en el reino del “yo-mi-me-conmigo”, por
así decir, sin ninguna referencia trascendente. Este sustrato ideológico
individualista de las leyes mencionadas, afecta profundamente a la educación de
nuestros niños y jóvenes. Se les está diciendo que lo más importante es que
cada uno sea feliz a su manera, que la verdad del hombre, en definitiva, es lo
que cada uno elige… “Si se tiene en cuenta que el 80 por ciento de la población
uruguaya se educa en la escuela pública, donde no sólo no se imparte ninguna
noción religiosa sino que, aunque parezca increíble, está prohibido hablar de
Dios, concluiremos en que es necesario un esfuerzo de largo aliento para superar
este estado de cosas”, llegó a afirmar el obispo en su declaración.
Leyendo
tales manifestaciones, pienso que el amor verdadero no reclama respeto ni código
moral, y no lo reclama porque lo lleva como marca en el origen. Pero tampoco
podemos olvidarnos de las causas que provocan tal caos, son las mismas de toda
la historia: falta de educación, de previsión, de trabajo, de ejemplos, de
afecto y de justicia. Claro que con esto nadie está diciendo que es fácil
conseguirlo, pero, por Dios, no busquemos el camino equivocado de la
intolerancia… Para eso ya está el Poder.
(*) Dentro
de la misma línea y condición de este Blog, dese una vueltita por “Infraganti!!! Imágenes sin retoque”, un
blog que contiene apenas instantáneas del cotidiano. Disfrútelo visitando http://guillermobasanez.blogspot.com.br/ y pase por mis libros en el sitio: www.clubedeautores.com.br/carlosdelfante ...
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