sábado, 6 de dezembro de 2014

Cómo Purificar sus Gases Particulares


Una gran mayoría dogmatiza que Francia es un país impresionante. Y creo que nadie lo sabe mejor que los franceses. El país es sorprendentemente similar a Estados Unidos (a quien le enseñó una cosa o dos acerca de la libertad), por lo que en realidad uno debería visitarlo y nunca se debería ir de ahí. En él uno encuentra ciudades sofisticadas, costas soleadas, montañas nevadas y valles boscosos, todo en un solo país… Sin mencionar mucho queso… Y sexo, así como un buen número de otras cosas que los franceses hacen excepcionalmente bien.

Por tanto, Francia pasó a ser reconocida como el país de la moda, de las artes, de las luces, y notada por sus excelentes perfumes, buenos vinos, champañas y quesos con aromas destacados.

También, y sumamente importante para varios, reconocida por ser “la ville de l'amour” (la ciudad del amor)... Es que por varias razones ese ambiente es muy romántico y atractivo para muchas parejas jóvenes y recién casadas que disfrutan dando paseos a lo largo de todos los monumentos históricos… Aunque a la vuelta éstos se lleven como perro y gato.

Mismo así, muchos no creen que Francia sea más famosa que otros países; cada uno tiene lo suyo. Por ejemplo, en cuanto al Renacimiento, este no nació en Francia sino en Italia.

 Sin embargo, reconocida por lo que sea, Christian Poincheval, un francés de 65 años, ahora resolvió dar más una contribución galesa para el campo de los olores: inventó una pastilla para dejar los gases de las flatulencias (vulgo pedo, cuesco, pun) con olor de chocolate o de rosas para que éstas dejen de tener su hedor usual.

Bautizado con el nombre de “Fart Pill”, y por si el flatulento leyente se interesa, el producto es vendido por Internet al costo de U$ 14 por 60 pastillitas.

El sitio web de Poincheval anuncia: “Para su buena salud, perfume sus flatos”.

En todo caso, el sabor chocolate es la segunda versión de la “Fart Pill”: antes, este odorífico francés había creado pastillas con olor de rosas y de violetas y un reductor de olor para perros.

Poincheval llega a explicar el porqué de haber creado esa pastilla: “Después de un almuerzo pesado en un restaurante, nuestros flatos estaban tan malolientes que nosotros mismo casi nos sofocamos. Las personas que estaban en la mesa a nuestro lado no les gustó nada aquel olor pestilente. Luego pensé que alguna cosa tendría que ser realizada”, le explicó él al periodista del Huffington Post.

Con esto acabo aquí mi escrito porque no tengo otra cosa que decir, mismo que ya lo haya dicho mil veces de manera distinta. En realidad, pienso que tengo una inspiración cerrada, aunque Inspiración sea sólo una palabra. Y si sirve como metáfora, soy un Argos con novecientos y noventa y nueve ojos ciegos que lo ve todo. Imaginemos entonces si en lugar de tantos ojos tuviese narices… ¡Por suerte surgió la Fart Pill!... ¡Alucinante!

(*) Si le parece bien, visite el blog “Infraganti!!! Imágenes sin retoque”, http://guillermobasanez.blogspot.com.br/... Libros y e-book disponibles en Livraria Saraiva: www.saraiva.com.br; y en: www.clubedeautores.com.br/carlosdelfante 

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