El tema es tan controvertible como impugnable. Como
sea y por lo que fuere, de igual modo me animo a decir que nadie puede dudar de
que todas las cosas de
nuestro maltratado universo sean pasibles de amor.
Para
ratificar el dictamen nos basta con entender que existen los sujetos que aman
ideales y hasta topan sacrificarse por ellos. Para ejemplificar esta opinión basta
con nombrar al artista que ama tanto su arte que acepta vivir mal por ella. Al
perro que ama a su dueño violento. A la estoica dueña que ama a su perro viejo,
ciego y sordo. Al soldado que ama la guerra. Al feriante que ama sus tomates y
zapallos, y por ahí va…
Ergo, existe también ese asunto de amor sin sexo. Sexo con amor. Amor con sexo. Además amor
con amor. Como del mismo modo hay hombre que ama mujer. Hombre que ama hombre.
Mujer que ama mujer. Hombre que ama mujer que ama a otro hombre. Mujer que ama
mujer que ama a otra mujer… Por tanto, como estos tipos de disyuntivas son
tantas, mejor convido al experimentado leyente para que tome un papel y escriba
otras variaciones. Aunque creo que puede que se le acabe el papel antes que
logre recordar todas las variantes.
Note, por ejemplo, que existe gente que ama más los animales de que personas.
Hay quien prefiera más al papagayo que a su propio hijo. A su perro que al vecino.
A sus gallinas que a sus alumnos. No obstante también existen quienes aman
gente y animales de la misma manera e intensidad. Por supuesto que hay quien ama
a si propio por encima de todo. Como de igual modo están aquellos, pocos es
verdad, que aman más a otros de que a sí mismos.
Como sea, no podemos dudar que hay amor gratuito, amor comprado, amor vendido.
Amor a vista, amor en cuotas. Amor que vira amistad. Amor que vira indiferencia.
Amor que vira odio. Amor que vira más amor. Amor que termina en noviazgo eterno.
Amor que a veces termina
en divorcio, no siempre amigable. Amor que genera hijos.
E indudablemente hay amor que termina en muerte.
Por tanto, en acto de amar es una necesidad. Cualquiera encontrará siempre
y en cualquier parte a quien dedicar su amor. Que sea un gatito -medio esquivo,
medio tuerto-. Que sea un ídolo -perfecto y distante, perfecto porque está distante-.
También puede ser su suegra, sus zapatos, su trabajo, su nariz, su ombligo. O mismo
a aquella persona que uno demoró la vida entera para distinguirla entre el infinito.
Por todo
esto, existe gente que dice que el amor es una especie de milagro. Él surge de
repente, cae del cielo, salta de abajo de la tierra, aparece de la nada,
germina de la noche al día o viceversa.
Pero
no olvidemos que el amor no tiene origen previsible, ni destino cierto. Hasta
el presente, ni la matemática, la metafísica o cualquier ciencia abstracta,
teórica o filosófica han sido capaces de explicarlo. Ni mismo la poesía logra
ser mayor de que el amor.
Nadie puede tomar
cuenta del amor. Nadie puede controlarlo. Amar es lo que hay de más natural en
el mundo. Personas aman. Vacas aman… Focas, elefantes, monos, payasos
aman. ¿Quien sabe si hasta el
famoso mosquito de la
dengue también no
ame?... ¿Alguien puede probar lo contrario?
(*) Si le
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