sábado, 27 de dezembro de 2014

¿Dónde Guardó su Relación Vital?


En la película Náufrago, producida en 2001, el actor Tom Hanks encarna el personaje de un hombre exilado y solitario en una isla deshabitada. Un accidente aéreo lo colocara en esa terrible situación. A partir de ese momento pasa cuatro años sin conversar con humanos… Inclusive su mujer, su suegra, el perro… Por tanto, no había semejantes para él amar, odiar, competir, ayudar y ser ayudado.

Claro que Chuck Noland (el personaje interpretado por Hanks) así como cualquiera de nosotros, no aguanta un cotidiano sin narrativas. Principalmente, porque contar y oír historias es el alimento del alma, el contenido que existe dentro del paquete. Fuera de las islas desiertas, vivimos cercados por historias nuestras y de los otros. 

Creo que debe ser por esto que nadie larga la TV, internet, celular, la radio, el libro, el cine, teatro, el circo, la ventana… Principalmente las almas chusmas.

Existe una especie de una concupiscencia en querer saber la vida de los otros. Es más, posiblemente haya una pasión oculta dentro de nosotros en querer relacionar nuestra historia con la historia de todos aquellos que vamos encontrando y desencontrando, al punto de uno llegar a tener un tipo de orgasmo anímico si descubrimos una similitud entre ellas.

Todo radica en estar vivo, que nada más es que hablar y oír… Mismo que muchos sólo escuchen mientras los otros hablan. En fin, todo tipo de comunicación se da ya sea por la voz, o como decía Confucio: por las señales que nos libran de la ansiedad, del miedo, de la angustia, o también a través del silencio o del estruendo. 

Chuck Noland, al encontrar en los destrozos del accidente una pelota de voleibol, la transforma en un otro. En su caso, no en un único otro. La pelota es de la famosa marca Wilson. Pronto, es así que él llamará a ese otro que acabó de crear. A partir de ahí se tornan compañeros. Y mientras él le cuenta sus historias, ella lo escucha paciente. Chuck también imagina lo que ella le diría. Seguramente, sin ella él moriría.

Es posible sobrevivir sin empleo, sin dinero, sin reconocimiento, sin techo. Es posible sobrevivir en situaciones límites: en la cárcel, en Gaza, en la guerra, en lugares húmedos o áridos. Pero es imposible existir sin alguien además de nosotros. Somos hechos de diálogos. 

Cuantiosos en su tempo de niñez tuvieron ese tal amigo imaginario. Para muchos era un osito de esos comunes y corrientes. Le llegaban a contar sus historias más íntimas y esos mismos llegan a jurar que su amigo imaginario conversaba con ellos. En mi caso, recuerdo que cuando vi el primer muerto en mi vida, fue con mi amigo imaginario que dividí mi espanto y perplejidad.

Ese tal amigo imaginario que teníamos, un cierto día lo tiramos a la basura o se lo regalamos a otro. En mi caso, había completado siete años y supuse que no necesitaba más de él, pues en ese momento ya dialogaba con personas diferentes de mí y había ganado un libro da mi tía. El primer amigo de mi biblioteca.

Esos son nuestra pelota Wilson en la isla desierta. La página en que la gente rascuña frases, trazos, números. El corazón que le regalamos a los amores y amigos, el corazón que negamos a los enemigos. Todas esas son trocas que hacemos y que nos hacen. Mismo porque son ellas las que garanten nuestro equilibrio en la cuerda bamba.

(*) Visite el blog “Infraganti!!! Imágenes sin retoque”, http://guillermobasanez.blogspot.com.br/...

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