sexta-feira, 5 de dezembro de 2014

Las Prontitudes del Jubilado


Los curiosos existen en el mundo desde antes de surgir el cristianismo. Por eso no es de sorprenderse que vivamos rodeados de preguntones. Digo esto, porque la gente que aún trabaja, me pregunta a menudo qué hago todos los días, ya que ahora que estoy jubilado... me debe sobrar mucho tiempo...

Pues bien, yo les respondo que normalmente hago muchas cosas que considero útiles para desopilar mi mente y otras para ejercitar mi cuerpo, con lo cual evito de alguna manera que la vejez no invada mi organismo antes de tiempo.

Por ejemplo, el otro día fui al centro y entré al correo a recoger un paquete que me había llegado. No tardé en la gestión ni cinco minutos.

Pero resulta que cuando salí, un Oficial de Tránsito estaba llenando una infracción por estacionamiento prohibido.

Rápidamente me acerqué a él y le dije:

-¡Vaya hombre, no tardé ni cinco minutos...! Dios le recompensaría si hiciera un pequeño gesto para con un jubilado...

A bien verdad, él me ignoró olímpicamente y continuó llenando la infracción como si nada.

En realidad, reconozco que en aquel momento se me fue la lengua y me pasé un poco con la boca cuando le dije que no tenía vergüenza...

El sujeto me miró fríamente y empezó a llenar otra infracción alegando que, además, el vehículo no tenía pegada una calcomanía de no sé qué “inspección técnica”...

Entonces levanté la voz para decirle que desde el inicio me había percatado de que estaba tratando con un boludo, que no sabía cómo carajo lo habían dejado entrar en la Dirección de Tránsito...

En ese instante, el acabó de llenar la segunda infracción, la colocó debajo del limpiaparabrisas, y empezó con una tercera.

Por supuesto que yo no me achiqué y estuve así durante unos 20 minutos puteándolo en todos los idiomas. Lo menos que le dije fue que era un pelotudo e h… de p... y un M…

A cada insulto, él respondía con una nueva infracción, y con cada infracción que llenaba, se le dibujaba una sonrisa que reflejaba la satisfacción de la venganza...

No en tanto, después que él llenara la enésima infracción... le dije:

-Bueno, lo tengo que dejar, amigo… ¡Ahí viene mi colectivo!

Evidente que debo reconocer que desde que conseguí mi jubilación, no pasa día que no ensaye cómo divertirme un poco.

Siempre tengo en consideración lo cuanto es importante hacer algo a mi edad, para no aburrirme y mantenerme en un muy buen estado físico y mental...

Hágame caso, pruebe de este remedio, mi ocioso e inactivo leyente. No permita que se le endurezcan las articulaciones y se le venga encima sin más el instante final… ¡Después no hay tu tía! 

 

(*) Si le parece bien, visite el blog “Infraganti!!! Imágenes sin retoque”, http://guillermobasanez.blogspot.com.br/... Libros y e-book disponibles en Livraria Saraiva: www.saraiva.com.br; y en: www.clubedeautores.com.br/carlosdelfante 

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